Así rugió la nueva grada de Marcador para lograr la salvación del Celta de Vigo en Primera

La grada de Marcador se estrenó con victoria // RC CELTA

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El celtismo todavía no ha terminado de digerir lo vivido en la noche de ayer domingo. La salvación lograda en el triunfo cosechado ante el FC Barcelona deja como gran héroe a Gabri Veiga, pero otro de los aspectos clave que dejó el sufrido desenlace de LaLiga fue el retorno de la grada de Marcador, que "volvió a jugar" su particular partido de fútbol totalmente renovada y con los abonados y peñistas afortunados, entre ellos C Tangana, que pudieron comprobar en primera persona cómo es esa "curva" de Balaídos que se inauguró a lo grande, siendo fundamental para sumar tres puntos que permiten al cuadro celeste celebrar su Centenario en la élite del fútbol español.

Tradicionalmente, Marcador tenía el encanto de ser la grada más animosa, la que más empujaba a pesar de que la visibilidad no fuera la misma que sus bancadas hermanas de Río y, obviamente, Tribuna. Antes de iniciarse la reforma, el debate siempre estaba abierto sobre quién había sido el jugador que había marcado en la portería contraria. Las jugadas en el otro lado del tapete, eran, en muchas ocasiones, pura fantasía, una reconstrucción mental en la que uno iba aliñando a su manera cómo se había cocinado ese gol o esa jugada que pudo haber decidido un partido. Sin embargo, todo cambió ayer. Tras demasiado tiempo cerrada, esa "curva" que muchos hinchas sueñan que sea una grada mítica, el celtismo volvió a enfundarse la "camiseta número 12" desde este fondo que, en su retorno, no cesó de empujar durante los casi 100 minutos que duró esa final por la permanencia contra el FC Barcelona, vigente campeón de LaLiga.

La incertidumbre sobre el futuro del Celta en Primera se entremezclaba con la impaciencia que había por conocer la renovada grada de Marcador. Tras pasar los tornos, muchos aficionados comprobaban el estado de los aseos. "Al fin tenemos unos baños decentes", exclamaban algunos celtistas. Finalmente, la bancada sí tuvo servicios que, a priori, había anunciado el club vigués que no estaría operativos. Es decir, el refrigerio gratuito para los aficionados no existió, pues las cantinas ya vendieron sus primeras aguas, cervezas sin alcohol, palmeras o pipas mientras que los ascensores mostraron la comodidad de una grada que toca ver si la próxima temporada ya está ocupada plenamente por los que hasta ahora eran sus abonados y, en el día de ayer, tuvieron que pasar por caja para pagar cinco euros y ser los primeros en sentarse en la que antes era su butaca. Uno de los errores que sí posee la grada está en Marcador Alto, donde existe un problema de visibilidad con la parte más próxima de la portería, donde muchos hinchas tenían que levantarse de su asiento para poder ver la línea de fondo.

En esos casi 100 minutos de bautizo de Marcador hubo de todo. Alegría y sufrimiento. Sonrisas y lágrimas. Murmullos con ese gol anulado de Kessie. También reivindicación, con ese rugido para clamar el "Gabri sí, Mouriño no" que fue unánime en todo Balaídos. Y, finalmente, el éxtasis de una jornada marcada por el doblete de Gabri Veiga, la previsible despedida de Hugo Mallo, la presencia de C Tangana y el retorno de una grada de Marcador que botó e incluso se atrevió a cantar la Rianxeira, la primera de muchas.

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