Tristeza. El Celta está en depresión. No es solo inseguridad o desconfianza. El equipo no tiene alma. Tampoco afouteza. Ese carácter que maravilló a Europa hace tres años se han esfumado. Son una mera ilusión como las incorporaciones de Rafinha, Santi Mina o Denis Suárez del pasado verano. El Getafe hurga en la herida, una hemorragia que parece que, ahora sí, desangra de forma definitiva el proyecto de Fran Escribá. El arranque liguero ofrece unas estadísticas pírricas. Muy preocupantes. El cuadro celeste no solo no suma puntos, sino que está a años luz de la versión que se le presuponía en pretemporada.
Los síntomas del Celta son preocupantes. El principal se contempla desde el sillón de casa viendo cualquier partido de fútbol. Levante, Osasuna, Valladolid o Granada son un ejemplo de equipos con menos talento en su plantilla, pero la intensidad les ha llevado a obtener una inyección de puntos que les acercan al objetivo de la salvación. Esa intensidad es la que añora el conjunto vigués. El equipo es previsible. Muestra solidez atrás, mérito de Fran Escribá, pero en los metros finales el plan para sorprender a la defensa contraria se reduce al desequilibro de Iago Aspas, el lesionado Rafinha Alcántara o el desaparecido Denis Suárez.
La derrota ante el Getafe confirma los errores de las pasadas jornadas. Fran Escribá apenas empleó un "plan B". No dio una continuidad a una alternativa táctica que permitiera sacar más provecho a la magia de sus atacantes. El valenciano tuvo muchas oportunidades, las mismas que él ha brindado a Pione Sisto. El danés, que hoy dispuso de su enésima ocasión para reivindicarse, sigue lejos del nivel del EuroCelta. El todavía técnico celeste echó el resto dando entrada al joven Iker Losada por Aidoo. Posiblemente el mayor riesgo que asume Escribá desde su llegada a Vigo. El objetivo era arañar un punto, pero la acción más clara la tuvo Brais Méndez en el minuto 90. El remate del mosense, con pierna derecha, lo detuvo sin problemas David Soria.
El cuadro de Bordalás asaltó Balaídos con su especialidad. El Celta parece un equipo sencillo de ganar. Basta con intensidad y esperar un error para batir a Rubén Blanco. Ese fallo llegó de la mano de Aidoo. El central africano controló mal una asistencia de Araújo. Kenedy, en plena carrera, recogió el balón, cabalgó toda la banda izquierda y, sin oposición, se plantó en el área del Celta. Su remate cruzado perforó el marco celeste. Con un mero golpe fue suficiente para un conjunto vigués tocado animícamente.
La mejor ocasión del Celta la tuvo en el primer acto Stan Lobotka. El disparo del eslovaco se topó con una buena intervención del portero azulón. El resto, previsible. Se mascaba la derrota en un equipo falto de intensidad y agresividad, precisamente las virtudes del rival al que se medía ante su afición. Las estadísticas hablan. Con 60 minutos jugados, el conjunto vigués había realizado dos faltas, el Getafe catorce.
Lo peor de este Celta rebosante de talento es no saber si el equipo ha tocado fondo. No se percibe punto de inflexión. Ese cambio de tendencia podría ser el cambio de banquillo. A Fran Escribá se le agotó el crédito. El equipo está triste, bloqueado, en depresión. Se necesita una revolución. Afortunadamente hay tiempo y magia para reconducir la situación y evitar el sufrimiento del final de la pasada temporada.
Ficha técnica
RC Celta: Rubén Blanco; Hugo Mallo, Aidoo (Iker Losada, 81'), Araújo, Lucas Olaza; Lobotka (Pape Cheikh, 74'), Fran Beltrán, Brais Méndez, Denis Suárez (Pione Sisto, 63'); Iago Aspas y Toro Fernández.
Getafe: David Soria; Nyom, Djené, Etxeita, Cucurella; Timor, Arambarri, Portillo, Kenedy (Olivera, 68'); Jorge Molina (Maksimovic, 82') y Enric Gallego (Ángel, 53').
Gol: 0-1: Kenedy (37').
Árbitro: Mateu Lahoz (comité valenciano). Mostró tarjeta amarilla a Araújo, Aidoo y Pape Cheikh por parte del Celta mientras que por el Getafe vieron cartulina amarilla Timor, Arambarri y Etxeita.