El fútbol es una montaña rusa. Miguel Cardoso es una de sus víctimas. Lo es no por ese factor imprevisible que caracteriza al deporte rey, sino también por sus decisiones. Hace una semana dio una lección de pizarra en el Coliseum Alfonso Pérez. Parecía que saldría reforzado de la difícil cancha Feli Getafe. Sin embargo, la roja a Maxi Gómez y su nefasto planteamiento frente al Levante ponen, de nuevo, contra las cuerdas al entrenador portugués.
El todavía técnico celeste recuperó a Hugo Mallo para el duelo ante el cuadro granota. El capitán fue titular en un once inicial con Iago Aspas y David Costas suplentes. Precisamente, las bajas por lesión del moañés y el redondelano fueron determinantes en la mala racha de resultados que sufre el Celta en 2019. Este mediodía, ante el Levante, Cardoso apostó por un tridente ofensivo compuesto por jugadores del mismo perfil. Sobraba talento, pero faltaba movilidad y asociarse con el resto del colectivo. El resultado fue una escasa producción en la zona de tres cuartos, un ataque en el que predominó la individualidad sobre el fútbol asociativo.
El encuento comenzó igualado. El Celta se adueñaba del esférico, aunque su posesión seguía, otra jornada más, siendo infructuosa. Era un dominio testimonial, una superioridad estéril en la que nunca conectaron Ryad Boudebouz, Brais Méndez y el “chupón” Sofiane Boufal.
El Levante, que funcionó en todo momento como un bloque, sí supo rentabilizar su plan de juego. En el ecuador del primer acto, Morales cazó entre los centrales del Celta un pase interior de Rochina para batir en el mano a mano a Rubén Blanco. El equipo vigués acusaba el golpe. Comenzaba a descomponerse con el paso de los minutos. Aparecía la ansiedad. El guardameta mosense evitaba en línea de gol el segundo de los granotas con una espectacular intervención al remate de Moses. Vida extra, una vida que se esfumaría con el tanto de Coke en una acción a balón parado.
El partido se iba al descanso con el peor escenario posible. Cardoso movía el banquillo. No era Aspas. Optó por tocar la sala de máquinas retirando a Jozabed y dando entrada a Lobotka. Más velocidad en la circulación de balón ante un ataque que seguía siendo individualista y escaso de creatividad.
El encuentro se diluyó a los cinco minutos del segundo acto. Boudebouz veía la roja directa por una dura entrada. El Celta afrontaría casi todo el segundo tiempo en inferioridad numérica. El Levante hurgó en la herida. En una acción similar a la del primer tanto, Morales aprovechó el hueco entre Hoedt y Araujo para plantarse ante Rubén Blanco y poner la puntilla al partido y, quién sabe, a Miguel Cardoso como entrenador del Celta.
Quedaba media hora. 30 minutos tan estériles e insignificantes como la posesión que suele practicar el Celta de Cardoso. Sin embargo, fueron minutos en los que Hugo Mallo y Brais Méndez buscaron el milagro, un milagro que jamás llegó. Boufal provocó un penalti en la recta final del choque, pena máxima que transformó Brais Méndez. Poco después, Borja Mayoral asestaba de nuevo el golpe definitivo. Era la sentencia. Los tres puntos acababan de sellar la tarjeta de embarque rumbo a Valencia. Mientras tanto, el Celta sigue su camino hacia la perdición en una cita en la que Cardoso queda muy tocado y la grada de Balaídos reclamó la dimisión de Mouriño.
Ficha técnica del Celta - Levante
RC Celta: Rubén Blanco; Hugo Mallo, Araujo, Hoedt, Juncá; Okay, Fran Beltrán (Jensen, 72’), Jozabed (Lobotka, 46’); Brais Méndez, Boufal y Boudebouz.
Levante: Aitor; Coke (Chema, 79’), Róber Pier, Vezo; Morales (Dwamema, 84’), Bardhi, Campaña, Antonio Luna; Moses Simon, Rubén Rochina (Doukouré, 50’) y Borja Mayoral.
Goles: 0-1: Morales (20’); 0-2: Coke (40’); 0-3: Morales (52’); 1-3: Brais Méndez (penalti) (88’); 1-4: Borja Mayoral (89’).
Árbitro: Jaime Latre (comité aragonés). Mostró amarilla por parte del Celta a Boufal mientras que por parte del Levante vio la cartulina amarilla Doukouré. Expulsó a Boudebouz con roja directa (49’)