Mina de ocasiones, desierto de goles

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Botella medio llena o medio vacía. El Celta vuelve a ser el mejor test para determinar a pesimistas u optimistas. El equipo vigués muestra otra cara. La intensidad y el alma son innegociables. El talento debe aflorar después. Como un complemento para desequilibrar los encuentros. El cuadro celeste sigue curándose de las heridas sufridas en el inicio de temporada. Ganar a un rival directo como el Valladolid era importante para dormir fuera del descenso, pero a los hombres de Óscar García les faltó creatividad e ideas en zona de tres cuartos para acabar sumando la segunda victoria consecutiva del curso.

El preparador céltico comentaba en rueda de prensa que tener un once tipo era contraproducente. Sin embargo, apenas hubo cambios en su formación inicial. Solo uno. Ingresaba Santi Mina en detrimento de Brais Méndez. Era una variación hombre por hombre que no conllevaba ninguna reubicación. Aspas seguiría ejerciendo de "nueve". El primer acto dejó un partido parejo, un duelo disputado en el que el Celta opositó al tanto en acciones a balón parado o en jugadas cuyo origen estaba en los problemas que tenía el conjunto blanquivioleta en la salida de balón.

El Celta de Óscar García muerde. Aprieta. Esa presión justifica la titularidad de Pape Cheikh o la resurrección de un laborioso Pione Sisto. Sin embargo, la irregularidad de Denis Suárez impedía aportar algo de luz a los metros finales. Solo los centros de Lucas Olaza ponían en aprietos a una zaga visitante bien plantada y que supo cumplir a la perfección el plan diseñado por Sergio González para asaltar Balaídos.

El equipo vigués fue de menos a más en el segundo acot. El encuentro seguía con el mismo guión. Un Valladolid agazapado, esperando para asestar ese golpe casi definitivo a un adversario mermado como el Celta. Con urgencias en la tabla. El cuadro celeste, no obstante, es otro. Es ese rebelde que quiere salir del pozo de la categoría. Falta mucho para el final del curso, pero sabe que se juega la vida. No ha lugar para más accidentes o errores. Óscar García acertaba con los cambios. Refrescaba la sala de máquinas dando entrada a Fran Beltrán por Lobotka e introducía el talento de Rafinha Alcántara en la mediapunta por un intermitente Denis Suárez.

El tramo final del encuentro fue cuando el Celta más cerca tuvo los tres puntos. Intensidad, juego y talento se fusionaban para crear una serie de ocasiones que los locales no supieron aprovechar. Santi Mina dispuso de dos oportunidades claras, pero el delantero vigués sigue desatinado, continúa sin encontrar la recompensa a su esfuerzo sobre el verde. Óscar García agotaba los cambios apostando por el "Toro" Fernández. El uruguayo volvió a demostrar que tiene condiciones para tener más minutos en este equipo. Un par de acciones bastaron para que, ya casi sobre la bocina, Santi Mina desperdiciase un centro raso al corazón del área que no encontraba la portería de Jordi Masip.

El Celta cede dos puntos. Seguirá otra jornada más en descenso. Pero Rafinha Alcántara se muestra como el guía de este equipo hacia posiciones más tranquilas en la clasificación. No todo reside en un buen día de Aspas o en la imaginación de Denis Suárez. Óscar García tiene recursos. "Toro" Fernández ha dado un paso al frente y se ha postulado para tener un hueco en una tripleta ofensiva en la que faltó creatividad en el primer acto y finalización en el tramo final del encuentro para poder sumar tres puntos valiosos.

Ficha técnica del Celta - Valladolid

RC Celta: Sergio; Hugo Mallo, Aidoo, Araujo, Lucas Olaza; Pape Cheikh, Lobotka (Fran Beltrán, 65'), Denis Suárez (Rafinha, 72'); Santi Mina, Pione Sisto (Toro Fernández, 82') y Aspas.

Real Valladolid: Jordi Masip; Javi Moyano, Kiko Olivas, Salisu, Nacho Martínez; Míchel Herrero (Rubén Alcaraz, 74'), Joaquín Fernández, Pablo Hervias (Waldo Rubio, 63'), Óscar Plano (Pedro Porro, 77'); Sandro y Sergi Guardiola.

Árbitro: Alberola Rojas (comité riojano). Mostró tarjeta amarilla a Hugo Mallo por parte del Celta mientras que por parte del Real Valladolid vieron cartulina amarilla Joaquín Fernández, Sergi Guardiola y Waldo Rubio.

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