Chus Lago y Verónica Romero ya están en casa. Las alpinistas regresan a Galicia después de 25 días de travesía recorriendo el lago Baikal de sur a norte, una distancia que llega a los 640 kilómetros. Este reto se enmarca dentro del programa "Compromiso con la tierra". Tiene un doble propósito: ser el primer equipo femenino en completar esta travesía y concienciar sobre los efectos del cambio climático en esta región polar.
Las dos deportistas resaltaron la dureza de la expedición. El frío fue su principal enemigo. Las bajas temperaturas provocaron roturas del material en las primeras jornadas y causó sensaciones térmicas de hasta 50 grados bajo cero.
Chus Lago resumió sus primeros días como "interesantes de más". La viguesa apuntó que "hubo principios de congelación, temperaturas muy bajas y grietas de hasta 10 kilómetros que tuvimos que aprender a salvar sobre la marcha para poder acercarnos a la costa por las noches". Acercarse a la costa era una de las maniobras obligadas cada anochecer. Allí la capa congelada era más gruesa y había nieve con la que construir un muro para resguardarse en caso de tormenta.
Otro de los factores que dificultó la travesía fue el carácter cristalino del hielo que recubre el lago. El Baikal es conocido por lo turbias que son sus aguas, por lo que esta capa transparente, a través de la que incluso pudieron ver peces nadando, no significa necesariamente peligro. "Nos llevó unos días entender la filosofía del hielo", confiesa Chus Lago, que llegó a dudar de la posibilidad de completar la expedición.
Pese a las adversidades, el equipo coincide en valorar la experiencia como positiva. "La sensación de acabar es enorme". Describe el Baikal como uno de los lugares más espectaculares que han pisado nunca. "La combinación del hielo de diferentes colores con las manchas de nieve era como estar pisando el cielo" y aseguran que el proyecto Compromiso con la tierra "no acaba aquí".