El fútbol es una metáfora de la sociedad actual. La desigualdad también forma parte del día a día del deporte rey. No todo es el glamour de Cristiano Ronaldo o el nuevo contrato multimillonario de Lionel Messi. El Club Deportivo Alerta nos da un golpe de realidad. Este humilde equipo de la parroquia mosense de Sanguiñeda es el fiel reflejo de la cruda realidad de una entidad humilde. Ellos son la cara, el ejemplo, del fútbol modesto, el fútbol que cada fin de semana hace que millones de personas en todo el mundo también se sientan futbolistas.
En cada partido, los jugadores se turnan para llegar antes del encuentro y gradar el campo para que esté liso y en condiciones. Es algo habitual en este tipo de categorías. No hay dinero, pero sí sentimiento. Es el tesoro de los futbolistas y miembros de la directiva del Club Deportivo Alerta. "Estamos orgullosos de tener jugadores así, sino sería imposible", asegura la presidenta del club, María Pereira.
El equipo lleva meses solicitando pequeñas mejoras en el campo a las diferentes administraciones, por ahora sin éxito. "No pedimos imposibles, sino ayuda en el mantenimiento básico", destaca la presidenta. El Campo de Cerqueirás, casa del equipo, no es municipal sino que pertenece al club y en eso se escuda el gobierno municipal para no emplear recursos públicos en su mantenimiento.
Por ello, el pasado domingo, una decena de jugadores y miembros del equipo directivo madrugaron para hacer lo que estuviera en sus manos. Eliminar hierbas después de un verano sin actividad, pintar vallas y porterías...
Su mensaje es ejemplo. Es señorío y valores. Lo representa todo. Del amor por el fútbol que hizo naciera un club como la UD Ourense al club St Pauli. El fútbol no es solo glamour y marketing y el Club Deportivo Alerta, inmerso en los efectos de la crisis económica, es una muestra que el amor hacia el balón lo puede con todo. Ese partido por seguir jugando no sólo lo han ganado, sino que lo han vencido por goleada.
Es cierto que el Concello de Mos otorga cada año ayudas para el pago de las facturas a los diferentes equipos. El Alerta incluido. Pero la presidenta recuerda que son un club "humilde" que debe hacer frente a fichas, equipaciones, licencias y mantenimiento de un campo "que se nos cae encima".
Instalaciones de los años 70
Desde que se construyó su feudo, en los 70, las instalaciones apenas han recibido mejoras de calado. Lo saben bien los jugadores que soportan su calamitosa realidad. "¿Los problemas? A patadas: vestuarios desfasados, un calentador de agua que falla o la traída de agua que se corta al anochecer", responde uno de los jugadores, Aitor Rodríguez. Para solventar el corte nocturno del agua, el club cuenta con un pozo que permite a los jugadores ducharse después de entrenar. Sin embargo, el vandalismo se suma a los problemas económicos habituales.
"Recientemente nos robaron el motor y las tuberías del pozo, por lo que teníamos que ducharnos rápidamente antes de que cortaran la traída de agua a medianoche", se lamenta un jugador.
Los vestuarios, con casi medio siglo de antigüedad sufren su edad y mala construcción, con goteras y humedades. Y en esta situación, contar con más categorías, que a la vez mejorarían la situación económica, es imposible. Es la pescadilla que se muerde la cola. Un maquiavélico círculo vicioso.
Por ello, desde el Club Deportivo Alerta son realistas. No piden grandes obras, ni una renovación total de las instalaciones -campo sintético incluido- como se les prometió hace años. "No solicitamos más que una pequeña ayuda en el mantenimiento diario", señala la presidenta.
Sirva este ejemplo. Hace un año, uno de los temporales de invierno derribó un árbol sobre el campo. No hubo que lamentar daños personales, pero con él se desprendieron las redes que evitan perder el balón. No hay dinero para unas nuevas y, por tanto, con el árbol se fueron también las redes. Los jugadores ahora deben adentrarse en el monte que los rodea cuando un tiro va demasiado alto.
Mientras la ayuda llega, lo que queda es ilusión. Con un 80% de jugadores mosenses, las ganas no faltan para poder firmar una buena temporada en la Tercera Autonómica gallega. A pesar de todo.