Nueva piedra en el camino para el presidente del Celta, Carlos Mouriño, en su intento de construir un macro centro comercial junto a la ciudad deportiva que el club proyecta en Mos. Ayer, los miembros de la Comunidad de Montes de Tameiga sentenciaron el proyecto en una votación que conformaba el único punto del día. De los 253 comuneros, 247 votaron en contra del proyecto de Mouriño apoyado por la alcaldesa de Mos, Nidia Arévalo. Tres se abstuvieron y otros tres votaron a favor.
Ahora, la dirección del Celta se acerca cada vez más a un callejón sin salida. La directiva de la Comunidad de Montes de Tameiga se reunió hasta en cuatro ocasiones durante año y medio con la ejecutiva celeste para atender sus peticiones. Desde Tameiga el posicionamiento siempre fue claro: la asamblea de vecinos no estudiaría nunca un acuerdo que estuviera por debajo de una permuta de ocho metros por cada uno. El Celta solo llegó a ofrecer 2 a 1.
Pero la última asamblea ha dado la vuelta al tablero. En palabras del presidente de los comuneros, Antonio Cajide, “ya no es cuestión de que nos den dos a uno u ocho a uno sino que los vecinos de Tameiga decidieron que en su monte no quieren que haya un área comercial”.
La batalla de estos vecinos por querer preservar un pulmón verde y ecológico que aporta agua potable a más de 2.000 familias de varias parroquias acaba de comenzar. “Sabemos que habrá guerra sucia”, se lamenta Cajide quien asegura que “lo que quiere hacer Mouriño se llama pelotazo urbanístico”.
Los comuneros se preparan ahora para el próximo frente: la expropiación forzosa –el único camino que parece quedarle al Celta-. Esta solución, aseguran, “se encontrará con una oposición frontal de los vecinos y de los grupos políticos de la oposición mosense además de los de Vigo”. El presidente de los comuneros de Tameiga, se cuestiona además sobre la legalidad de esta operación: “la justicia tendrá mucho que decir”.