Una inmensa marea rosa invade Vigo para luchar contra el cáncer

Imagen de la prueba Vigo contra el Cáncer celebrada en 2018

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La Vigo Contra el Cáncer ha roto todos sus límites. Ya no tiene techo. No estamos ante una carrera popular. Desde hoy es mucho más. Miles de personas de todas las edades han acudido a la llamada para manifestar su lucha contra el cáncer. El evento contaba con dos modalidades: 10 y 5 kilómetros. El objetivo era convertir la cita en una fiesta, independientemente del estado físico del "runner" o "andainer".

Las obras en los ya extintos Volcanes de Coia provocaron la mudanza del centro de operaciones a la explanada de la Avenida de Castelao. El cambio generó dudas en muchos participantes de la carrera de 10 kilómetros, que incluso llegaron tarde a una línea de salida que estaba ubicada más cerca de Praza América que de la rotonda del barco Alfageme. Los "runners" de la modalidad de 10K, prueba puntuable para el circuito Run Run Vigo, no fueron en esta ocasión los principales protagonistas de esta jornada de carácter solidario.

Cerca de 900 atletas cruzaron la línea de meta. Su lucha sobre el asfalto vigués es la de miles de personas que cada día pelean contra el cáncer. En el aspecto deportivo, Dani Bargiela y Ester Navarrete fueron los más rápidos. Sin embargo, lo más importante estaba a punto de llegar. La carrera de 5 kilómetros se convirtió en una marcha. Correr era imposible ante los miles y miles de personas que se agolpaban en el arco de la línea de salida. "Propongo dar la salida ya y que empecéis estéis dónde estéis", declaraba el alcalde Abel Caballero.

El inicio de los 5K estaba previsto para las 10:45 horas, pero hasta pasadas las 11:00 horas no se produjo una de las imágenes más simbólicas del año en Vigo. Una inmensa marea rosa invadía la Avenida de Castelao. La cabeza de la andaina comenzaba a bajar por la calle Porriño mientras la parte trasera de la marcha, que estaba amenizada por unas pandereteiras, todavía no había llegado a la rotonda del Alfageme.

Daba igual la edad o el estado de forma. Vigo salía a la calle demostrando su conciencia y solidaridad en la lucha contra el cáncer. El cupo de la prueba era de 5.000 personas, pero en las calles del barrio de Coia había muchas más. "Esto pone los pelos de punta", apuntaba una de las participantes a sus acompañantes. Todavía quedaba mucho por recorrer. La marea rosa prosiguió bajando calle Porriño, Padre Seixas, Avenida Florida y posteriormente retorno por Avenida de Castelao.

La ciudad ha lanzado su mensaje. Vigo Contra el Cáncer ya no es sólo una carrera del circuito Run Run Vigo. Se ha convertido en un punto de encuentro para homenajear a los seres queridos que nos ha arrebatado la enfermedad y a unirnos para seguir peleando contra ella.

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