Miguel Cardoso es la antítesis de Antonio Mohamed. Su apuesta por el balón va más allá de la palabrería. En su estreno mostró su fe por su estilo, por su forma de entender el fútbol. Esa fe incondicional en sacar el balón jugado desde atrás acabaron lastrando las opciones del cuadro celeste en Anoeta.
El entrenador portugués va a seguir apostando por la posesión. Una de las "víctimas" de este cambio de estilo que lidera Cardoso es Facundo Roncaglia. Perdió la titularidad el pasado lunes y ahora es uno de los descartados por decisión técnica para el crucial encuentro frente al Huesca.
Miguel Cardoso ha citado a 19 futbolistas para el que será su estreno en el banquillo de Balaídos. Será su debut ante los ojos de una afición que están deseando ver la puesta de largo de su equipo. Hay muchas dudas. Más allá de ese gusto (u obsesión) por la posesión, se abre el debate sobre si el preparador celeste mantiene su apuesta por el 4-2-3-1, un dibujo en el que no podría sentirse cómodo la dupla formada por Iago Aspas y Maxi Gómez.
Los dilemas del Celta de Miguel Cardoso van más allá de su ataque. El equipo vigués necesita cerrar, de una vez por todas, su hemorragia defensiva. La sangría continúa. Cardoso quiere que lo sucedido en Anoeta sea anecdótico. Hasta cierto punto tiene razones para pensarlo. Llegaba a su debut como entrenador en LaLiga Santander con bajas importantes, sobre todo en la retaguardia. Con Hugo Mallo y Gustavo Cabral en la convocatoria, toca ver cuál es la defensa por la que va a apostar un Miguel Cardoso que priorizará, además de la contundencia atrás, una buena salida de balón.
La otra buena noticia para el entrenador del Celta es la recuperación de Fran Beltrán, que ha recibido el alta médica. El equipo echó de menos en el choque frente a la Real Sociedad a dos "peloteros" en la sala de máquinas de la calidad del joven centrocampista madrileño y Stan Lobotka.