El perito Ángel Sanz Cubero, maquinista experto en señalización, ha subrayado que no concibe que la curva de A Grandeira, donde descarriló el tren Alvia en julio de 2013, "se desnudase de seguridad", en relación al cambio de proyecto que supuso retirar el sistema 'ERTMS' de los últimos kilómetros de la línea. Sanz Cubero es el penúltimo perito en comparecer en la fase de responsabilidad penal del juicio por el accidente que dejó 80 muertos y 140 heridos en el barrio compostelano de Angrois, hace ya casi 10 años.
En esta penúltima sesión, antes de que comience la parte de responsabilidad civil, expone sus informes acerca de la señalización, que realizó a petición del abogado que defiende a Francisco Garzón, el conductor que llevaba el tren aquel día.
Garzón está procesado junto al ex director de seguridad de Adif, Andrés Cortabitarte, ambos por una imprudencia profesional grave: el primero por empezar a frenar tarde y entrar en la curva con un exceso de velocidad y el segundo por el análisis de riesgos y la necesaria adopción de medidas de mitigación de los mismos.
El punto "más crítico"
A Grandeira era el punto "más crítico" de la línea entre Ourense y Santiago, puesto que había que pasar de 200 a 80 kilómetros por hora, según ha recordado este perito, que ha incidido en que el cuadro de velocidades máximas no recoge una información "real", ya que indica que el 'ERTMS' llega hasta un kilómetro en el que sí que cubriría la curva.
"No concibo que se desnude de seguridad esa curva. Es que no lo concibo... Cuando me han aportado documentación y tenía que llegar hasta ahí, porque es una línea de alta velocidad y debería llegar al final de la línea", ha advertido.
En este sentido, ha destacado que "el sector ferroviario, cuando se empieza a circular a más de 160 kilómetros por hora, toma medidas", como la creación de la señal de vía libre condicional, que tiene el foco verde intermitente y ordena al maquinista que frene. "Ya he hecho un escalón", ha resaltado. Esa señal, por ejemplo, "avanza la información", pero también se implementaron otras medidas como el "preanuncio" y "los bloqueos de liberación automática", y se crea la señal de "preavanzada". De este modo, ha remarcado que "hay un escalonamiento en la red garantizado".
"Hoy no estaríamos en esta sala"
En sus estudios, detectó una "irregularidad" en la ubicación de las balizas previas de todas las señales avanzadas, que están colocadas a 300 metros en lugar de a 500, por lo que entiende que la línea debió limitarse a 160 kilómetros por hora, y no a 200. Si hubiera sido así, "hoy no se estaría en esta sala", según ha asegurado. Angrois estaba limitado a 80 pero el propio Adif utiliza como argumento que admitía una holgura de hasta el doble de esa velocidad.
En su intervención, ante las preguntas del letrado de Garzón, Ángel Sanz Cubero ha calificado de "barbaridad" la ubicación de algún cartelón, a la luz de lo que él y otros expertos vieron en viajes en cabina después del siniestro ferroviario.
En concreto, se ha referido a un cartel "mal ubicado en cuanto a visibilidad" y "técnicamente" ha cuestionado que sea "el sitio idóneo en cuanto a la protección de un tren que tiene que ser protegido con 'Asfa' digital".