Vigo vivió este domingo una Reconquista diferente. Las previsiones anunciaban lluvia y presagiaban una ocupación gala más larga de lo habitual, pero el mal tiempo nunca pudo con el arrojo gallego.
La tarde comenzó mal. A las 18:00 horas, la lluvia dejaba un escenario repleto de paraguas. El tiempo pasaba y los ánimos se enfriaban. Sin embargo, instantes después de que desde la Asociación Veciñal do Casco Vello se anunciara que se posponía la recreación de la Reconquista, el ejército francés tomaba Porta do Sol y capturaba a una de las vecinas. Fue entonces cuando arrancó la "Reconquista exprés". La fecha de la recreación completa -pospuesta- está por designar, pero este domingo se vivió, al menos, un rápido pero excitante episodio.
La lluvia pasó de ser enemiga a aliada. Por la plaza volaban naranjas, lechugas o zanahorias, únicas armas de los vigueses y las milicias locales. Entonces, de forma espontánea vigueses y franceses, gobierno municipal incluido, arrancaron con A Rianxeira o Miudiño. "Al final pudimos con ellos", por cierto, con una amplia representación de vecinos de Mos en ese gran espíritu del área metropolitana.
Este año, la Reconquista no fue con hachazos o pistolas. Vigo "acabó" con el invasor entonando sus himnos populares y terminando en un abrazo de hermandad bajo la lluvia. Las viguesas y vigueses son, de nuevo, los responsables de los designios de su ciudad, aunque los franceses todavía merodean por la villa, hasta que la revuelta final se celebre.
La Reconquista es la gran fiesta popular de Vigo, pero es más que eso. Cada año, nos recuerda que es el pueblo el que siempre dirige su destino. En el caso de la hoy urbe gallega, por entonces una pequeña villa costera, fueron los marineros y los campesinos los que se negaron a aceptar la autoridad de un ejército invasor. Sí, es cierto que la ciudad vivía en un régimen absolutista, pero el ejército napoleónico representaba el poder militar de un imperio que quería comerse Europa.
No era una guerra entre atraso y progreso. Esto sí sucedió posteriormente cuando viejos militares –algunos de los participantes en la Reconquista– y los Cien Mil Hijos de San Luis –fieles a Fernando VII– se levantaron contra el régimen liberal de la Constitución de Cádiz. Cuando por su culpa, Vigo dejó de ser capital de provincia.
Este domingo, los vigueses luchaban por otros motivos. Por recuperar la memoria de personajes como Carolo, el viejo marinero que entregó su vida por la ciudad, o Aurora, sin la cual la comunicación intramuros con el exterior no hubiera fluido. En definitiva, las milicias viguesas que pudieron contra un ejército profesional y lo obligaron a capitular, recoger sus bártulos y salir por la ría de Vigo, siempre protagonista de nuestra historia.
El mal tiempo no pudo con la celebración. El sábado, un cielo nublado dejaba, según avanzaba la jornada, pasar cada vez más rayos de sol con los que animar a vigueses y turistas a tomar la calle. Lo que es más, la lluvia parecía ponerse de parte de las milicias locales para aparecer cuando el ejército francés desfilaba por las estrechas calles del casco vello, una advertencia para ellos de lo que pasaría esta tarde de domingo. Llegó la lluvia, pero no impidió revivir la Reconquista.
Recreaciones históricas, pero también buen comer
La segunda gran baza de la Reconquista de Vigo es, evidentemente, la comida. Tortilla, empanadillas, empanadas y, sobre todo, choripanes se multiplicaban en cada esquina del Casco Vello. Una auténtica orgía gastronómica, pero también de hermandad.
“Crepes, en francés, filloas, en gallego”. Alguno de los puestos hacía también sus guiños a Francia y los franceses, hoy compañeros de viaje de la ciudad, con los que celebrar esta fiesta para que siga siendo precisamente eso. Una recreación de tiempos pasados que jamás se vuelva a repetir en el futuro.