Caballero, abierto a la construcción de un parque de atracciones en Vigo

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Vista general de Tivoli Gardens en Dinamarca // Lasse Salling - Tivoli Gardens

¿Es posible construir un parque de atracciones en Vigo? Han pasado ya 18 años desde que la primera y única iniciativa empresarial de este tipo cerró sus puertas por falta de asistencia, pero continúa habiendo voces que piden volver a intentar una aventura que, quizá, llegó demasiado pronto. El alcalde de Vigo, Abel Caballero, aseguró este jueves en Televigo que “no descarta un parque temático” en la ciudad.

Preguntado por un espectador que sugería crear en Castrelos un espacio de ocio como los Tivoli Gardens de Copenhague, el regidor vigués aseguró que le “gusta” la idea, aunque descartó la posibilidad que se permita una instalación de este tipo en el histórico parque vigués ya que “es un bien de interés cultural y no se puede tocar”. El parque danés, convertido en la principal atracción del país, fue abierto hace 176 años y recibe cada año a 4,6 millones de visitantes. Cuenta con 25 atracciones además de programar diferentes espectáculos teatrales.

Volviendo a la posibilidad de abrir un parque de estas características en la ciudad, Caballero considera que existe demanda y mercado suficiente para que un operador privado se interese por su construcción. “Tenemos un área de población propia de casi un millón de personas, que si le añades una parte el norte de Portugal y otra parte del resto de Galicia nos mete en cinco millones de personas en ida y vuelta en el día”, reflexiona el regidor.

Con Castrelos fuera de la ecuación, que además no ofrece una extensión suficiente, Caballero asegura que “no descarta buscar un sitio” aunque debería estar supeditado a una concesión a través de la gestión privada de una empresa que “no cueste dinero” público.

El primer gran parque de aventuras de Galicia, y por ahora el único, fue el Pluton Park, abierto en la primavera de 1998 en Puxeiros, Mos. Aquellas instalaciones, que contaban con unos 40.000 metros cuadrados de terreno, supusieron una inversión cercana a los cinco millones de euros. El parque, que fue ganando atracciones con el paso de los años, contaba con el laberinto de bolas más grande de Europa además de una montaña de agua con dos cataratas de 12 y 9 metros de altura y 400 metros de longitud. También se instaló una montaña rusa de coste millonario, la Looping Star, que competía con las de los grandes parques de atracciones de España. De hecho venía del parque madrileño.

Nada sirvió y el 21 de julio de 2002 echó el cierre. Se esperaban unas 700.000 visitas anuales y apenas llegó a las 70.000. El coste de la entrada se situaba el año anterior al cierre en 2.000 pesetas, unos 12 euros al cambio, 17 si tenemos en cuenta la inflación.

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