El foco mediático sigue posándose sobre las cintas de Gran Vía. Una semana después de su estreno, Abel Caballero enumera que han sido "docenas de miles" las personas que han utilizado la actuación desarrollada en el bulevar. El regidor vigués criticó que la Xunta de Galicia no permitiera hacer las rampas el tramo desde Urzáiz y los siguientes tramos hasta Praza de España. "No nos dejó hacerlo por la poderosísima razón de que la actuación no es acorde con la preservación del conjunto urbano", apuntó el alcalde, que volvió a censura que no se permitiera hacer toda la reforma desde la confluencia con Urzáiz hasta la estatua de los caballos.
Abel Caballero volvió a defender su proyecto para Gran Vía. Empleó el término de "jardín botánico" para un interior en el que, además de las cintas que permiten salvar la pendiente en el tramo que va de María Berdiales a Venezuela, consta de diferentes plantas, una fuente ornamentales, mesas, sillas, bancos e incluso una escultura de caracola en la que se puede oír el sonido del mar.
El regidor vigués también reiteró su intención de trasladar el monumento de "Los Rederos", aunque señaló que de momento no reubicará la escultura al no tener el permiso de la Xunta de Galicia. Insiste también en que se producen aglomeraciones al estrecharse la acera junto al monumento y la calificó como "un obstáculo" para acceder a las rampas de Gran Vía. No obstante, en muchas ocasiones la multitud de gente se produce debido a los adornos navideños que hay en su entorno, donde decenas de personas deciden fotografiarse junto a la Navidad de Vigo.
El nuevo bulevar de Gran Vía permite a los transeúntes trasladarse por un "túnel vegetal" en el que estarán rodeados por un jardín vertical. La vegetación cambia de color de la misma forma que los arcos, por lo que al inicio nos encontraremos con plantas de tonos rojizos, después cambiarán hacia el amarillo y finalizarán en tonos verdes y oscuros.