Nuevo episodio contra el furtivismo en Vigo. El pasado 20 de noviembre, los Agentes de la Unidad Ejecutiva de la Policía Local se encontraban en labores de vigilancia en la zona de Alcabre, entre la playa de Carril y el Puerto Deportivo de Bouzas. El operativo observó a un rana, desde las 08:45 horas hasta las 13:20 horas, momento en el que se produjo su salida del agua. Los agentes contemplaron que el vehículo que normalmente utilizaba el individuo se encontraba estacionado antes de la rampa de acceso a la playa, próximo a la ducha del lugar. A pesar de ello, el varón volvió a la orilla por un punto más alejado y escondido. Antes de salir, a unos 12 metros, visionaron como pegado al muro que se encuentra en el lugar ocultaba algo. Posteriormente, salió del agua, donde rápidamente fue abordado por dos de los policías.
En ese momento, el hombre portaba pulpo, no encontrando ninguna infracción a ese respecto, si bien tras entrar en el agua, en el punto donde se observó que dejaba algo, se localizó una red con marisco. Los agentes procedieron a la incautación del material, la mayor captura hasta la fecha, que consiste en 15 nécoras con un peso de 1,355 kilos, 15 centollas con un peso de 16,190 kilos y un lubrigante con peso de 1,415 kilos.
Los policías procedieron a la identificación de individuo, que resultó ser R.L.R, de Vigo y 31 años de edad. El varón manifestó a los actuantes que no tenía en el lugar la licencia para pescar. Los funcionarios le informaron que se daría cuenta del hecho, proponiéndole para sanción, mediante informe a la Consellería do Mar, devolviendo el marisco en presencia del identificado.
Otro capítulo contra el furtivismo, aunque de menor magnitud, se registró el 21 de noviembre, a las 12:50 horas, en la playa de Areiño. En el mismo ámbito de vigilancia, los agentes prestaron apoyo al Guarda Rural de la Cofradía, localizando a un pescador que salía del agua con una red con centollas en su interior. El individuo resultó ser M.F.B, de Vigo y 43 años de edad, al cual le abrió la red conteniendo 10 centollas con un peso de 6,705 kilos. Encargándose él mismo de devolver el marisco al mar, le fueron tramitadas las correspondientes actas para la Xunta de Galicia.