Lucas Olaza se queda. Lo hace después de una incertidumbre que duró, al menos, 24 horas. El Celta cerraba el 30 de junio uno de sus peores días del año anunciando la marcha del defensor uruguayo al no llegar con un acuerdo con Boca Juniors. La noticia era preocupente. El equipo vigués se quedaba sin el jugador con más minutos disputados este curso tras Iago Aspas y Rubén Blanco. La pérdida se producía escasas horas después de caer goleado ante el Mallorca (5-1) y acercarse peligrosamente a los puestos de descenso.
Olaza acudía al día siguiente a A Madroa para despedirse. Compañeros como Fran Beltrán o Aspas mostraban en redes sociales el cariño hacia el uruguayo. Por su parte, la afición no entendía la actitud del club. La salvación no estaba cerrada. No se entendía que no se hiciera un esfuerzo por el único lateral zurdo disponible y una pieza indiscutible para Óscar García. Como si se tratase de una comedia romántica, el "adiós" no fue tal. Celta y Boca Juniors alcanzaban un acuerdo para que el defensor uruguayo siguiera vistiendo la zamarra celeste en calidad de cedido hasta el final de la temporada 2020/2021.
El acuerdo entre las dos entidades deportivas se oficializó ayer, aunque Olaza ya trabajó desde el jueves bajo la tutela de Óscar García. No había más tiempo que perder. El de Sabadell necesitaba recuperar cuanto antes al uruguayo para la cita ante el Real Betis (sábado, 17:00), un partido clave para volver a abrir brecha con los puestos de descenso y dejar prácticamente sellada la permanencia.
El "caso Olaza" tuvo final feliz. El celtismo respira. Óscar García también, que podrá contar con uno de los mejores laterales izquierdos de la competición para los cinco últimos encuentros del curso.