Cintas mecánicas, una pantalla led gigantes, espacios verdes, una escultura o los ya virales "Chaise Lounge". Abel Caballero estrenó esta mañana la revolución que ha practicado en una parte de la Gran Vía. El cambio en la parte que va de María Berdiales a Venezuela es drástica. Las rampas suponen salvar la pendiente en este tramo del bulevar vigués. El regidor vigués señaló que estarán en funcionamiento de domingos a jueves entre las 7:00 y las 23:00 horas mientras que los viernes y sábados el horario se prolongará hasta la 00:00 horas. Se trata del mismo horario que el resto de ascensores.
Decenas de viguesas y vigueses ya pudieron circulan por las cintas mecánicas y salvar la cuesta sin ningún tipo de esfuerzo. El acto de inauguración de las rampas tuvo una música muy especial. Un pianista interpretó la Nuvole Bianche de Ludovico Einaudi, un tema emotivo para poner banda sonora a los primeros minutos de funcionamiento de la que es, hasta estos momentos, la actuación estrella del proyecto Vigo Vertical.
Este primer tramo se prolonga 200 metros y contó con un presupuesto cercano a los 5,2 millones de euros, cofinanciado por la Unión Europea mediante los fondos FEDER. Se engloba dentro del proyecto de Vigo Vertical.
La nueva vegetación de la Gran Vía seguirá los criterios de disminución del riesgo, optimización del mantenimiento con menos podas y creación de un “entorno más natural mediante vegetación exuberante”, según se recogía en el proyecto para aportar 835 metros cuadrados de vegetación.
En las aceras, la nueva Gran Vía cambiará de color, del verde al amarillo, según pasen las épocas del año gracias a la especie caducifolia elegida. Estos árboles que crecerán de forma estrecha y alargada, evitando el conflicto con los vecinos de los primeros pisos. Sin embargo, no estarán a lo largo de toda la reforma. En las aceras de El Corte Inglés el Concello ha optado por otro tipo de arbolado de “poco desarrollo” y otras “características ornamentales”.
Helechos arbóreos, fatsias y vegetación baja compondrán el paisaje vegetal junto a las pasarelas para crear un aislante natural del ruido y, a la vez, “producir un efecto refrescante” durante el calor estival.
Sin embargo, la construcción de estos pórticos se saldó con la tala o el traslado de los árboles que se encontraban en la calle. El informe técnico municipal aconsejaba talar medio centenar de ejemplares por “daños inaceptables”. Se trataba principalmente de tilos y castaños. Desde que se planteó, sus detractores se han agrupado en la plataforma “Salvemos la Gran Vía”. Lamentan la pérdida del bulevar original y han defendido siempre que no se talaran los árboles.