Con tan solo quince años, Meli comenzó a trabajar en una pequeña frutería mientras por las tardes estudiaba. Tan solo unos años después, le surgió la oportunidad de montar su propio negocio, en el que ha estado atendiendo a los vigueses y las viguesas durante décadas. Frutería Meli era su trabajo, pero no dejó de disfrutar la vida a través del arte con una pulsión que casi le obligaba a escribir poemas, pintar o actuar. Ahora, esta viguesa podría recibir todo un reconocimiento a su pasión en los Mestre Mateo.
La frutería que regentó durante tantos años en el centro comercial de Coia fue testigo de una vida movida por ese fuego artístico. Los vecinos y las vecinas del barrio no solo acudían a comprar sus verduras y hortalizas, este era un lugar de encuentro también. Meli siempre fue capaz de sacar una sonrisa a todos los clientes, por tristes que llegaran: "Siempre fui una payasa y la risa es la mejor terapia".
Cuando no atendía ella, lo hacía al principio su madre o después su marido. Porque cuando podía se escapaba a sus clases de pintura o a sus ensayos de teatro. El arte como motor, siempre. Y tras cumplir los 63 años, decidió dejar de buscar huecos y traspasó su frutería para entregarse al arte. Desde entonces, Amelia Veneranda -ese es su nombre artístico- no ha dejado de trabajar en todo tipo de proyectos, como el corto "As mulleres do pilón" que ha sido preseleccionado en los Premios Mestre Mateo.
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Una dura historia personal
"Yo soy hija de un padre maltratador", sentencia con valentía. Una dolorosa vivencia que la llevó a plasmarlo en poemas, y que han servido como semilla de su último trabajo. "As mulleres do pilón" plasma un suceso real que marcó a la Amelia cuando era niña. En el corto se ve a una pequeña Meli que acompañaba a su madre al pilón, donde las mujeres podían hablar con mayor libertad. Allí, hablaban de las penas que vivían en casa y los golpes que sufrían por parte de los hombres.
Una de las mujeres con las que la pequeña Amelia se encontraba a diario en el pilón confesó el miedo que le tenía a su marido y padre de sus hijos. Y, sin embargo, poco antes de que se marchara de ese hogar apareció una mañana muerta en la zona de Ramón Nieto. La pequeña temía que eso le terminara sucediendo también a su propia madre.
Con este telón se desarrolla un impactante suceso de los tantos que han quedado tapados por el tiempo en Vigo. "No dejaba de preguntarme qué fue de esos cuatro niños que se quedaron sin madre", reflexiona Amelia al pensar en el origen de esta pieza que ha dirigido Alejandro Pacheco.
Reciba o no el reconocimiento, "As mulleres do pilón" sirve para poner el foco en una situación que aunque pasó hace tiempo sigue tan presente hoy, la violencia machista. De hecho, este corto ha llevado a su creadora a dar charlas en varios institutos de Vigo. Ese es el poder transformador del arte, el que ha movido a Meli toda su vida.