La división y la tensión marcaron la jornada reivindicativa del Día del Trabajador en Vigo. Miles de personas -más de 2.000 según sindicatos y 1.200 según Policía Local- tomaron las principales calles de la ciudad olívica para secundar alguna de las tres movilizaciones que estaban convocadas el 1 de mayo en la urbe gallega. Las más madrugadoras fue la marcha de la CUT, la CGT y las centrales minoritarios. A las 11:30 salía la protesta convocada por UGT y CC.OO, que a su paso por el cruce de Colón y Urzáiz, a la altura de la Farola, vivió momentos de tensión con decenas de obreros del metal que les acusaron de "traidores" por firmar con la patronal el convenio del sector.
La derogación de la reforma laboral, la subida del salario mínimo interprofesional, la mejora en el régimen de pensiones y demandas más concretas como los recortes que pretende realizar el sector bancario capitalizaban las protestas de un 1 de mayo marcado por el protocolo Covid. A las 12:00 horas arrancaba la movilización de la CIG. "Terrorismo patronal, traballo temporal", clamaba una cabecera de la protesta en la que una pancarta enviaba un SOS por el Vigo Industrial, ese sector que está sufriendo los efectos de la crisis derivada de la emergencia sanitaria del coronavirus.
La manifestación de la CIG, en la que estaban presentes la líder del BNG, Ana Pontón; el concelleiro y portavoz municipal del BNG en Vigo, Xabier Pérez Igrexas; y la diputada autonómica, Alexandra Fernández. La marcha llegaba a la altura de la Farola de Urzáiz, donde minutos antes se había producido el encontronazo entre un grupo de 50 operarios del metal con UGT y Comisiones Obreras. La tensión regresaba al cruce de Colón y Urzáiz. Se desplegaba una gran pancarta que rezaba "Convenio del metal, traición sindical" y proliferaban los gritos "que non, que non nos representan", unas proclamas que se entremezclaban con las descalificaciones de "vendidos" y "traidores".
Los trabajadores del metal manifestaban este desencuentro cortando el avance de la manifestación de la CIG. El convenio del metal, que no contó con la firma de la CIG y sí con el apoyo de UGT y CC.OO, era el motivo de este choque, de un momento de tensión que provocó que alguno de los operarios del metal se encarase con miembros del sindicato nacionalista. El incidente no fue a mayores. Tras un intenso cruce de palabras, la protesta continuaba su marcha replicando el secretario nacional de la CIG, Paulo Carril, a los obreros del metal que "os traidores están alá abaixo" en alusión a UGT y Comisiones Obreras.
En la manifestación convocada por la CIG también mostraban sus reivindicaciones un grupo de bomberos y un colectivo de jóvenes trabajadores del metal, que recibieron los aplausos de los operarios que estaban concentrados en la Farola de Urzáiz. La jornada continuó sin más incidentes. El despliegue policial tan solo se redujo a vigilar el corte del tráfico. En ningún momento los agentes de la Policía Local vigilaron si se cumplía el protocolo Covid diseñado para este tipo de movilizaciones masivas.