El Colegio Hogar de Vigo celebró este martes su 75 aniversario con una jornada conmemorativa a la que asistieron algunos de sus antiguos alumnos y profesores, que acompañaron al claustro y a los estudiantes actuales, junto a representantes políticos. Desde finales de los años 40, el Colegio Hogar es un centro de referencia de la formación profesional en el área de Vigo.
El centro fue una de las referencias de la ciudad. Su historia se remonta al año 1948, cuando comenzó su actividad como Colegio Hogar San Roque siendo director de la Caja de Ahorros Enrique Martínez del Río, que contactó con la Congregación Salesiana para que se hiciera cargo de su dirección. El calificativo de “Hogar” se puso para simbolizar lo que buscaba significar para los niños de familias menos favorecidas. De hecho, inicialmente el centro acogió a sus primeros alumnos en régimen de internado.
En sus primeros años se convirtió en punto de referencia para la formación en oficios como carpintería, zapatería, sastrería o mecánica. Fue, de hecho, una de las obras sociales más queridas de entre las que desarrollaba la Caja de Ahorros de Vigo y, posteriormente, Caixavigo y Caixanova, hasta acabar en manos de Abanca. Las instalaciones fueron remodeladas en una "transformación total" con motivo de la celebración de los 50 años de la fundación. Hoy, en su 75 aniversario, la obra social de Abanca se limitó a colgar una placa y celebrar un pequeño evento especial.
En la actualidad, en el centro se imparten un total de nueve titulaciones de ciclos formativos: seis de grado medio —Preimpresión digital, Impresión gráfica, Soldadura y calderería, Mecanizado, Instalaciones eléctricas y automáticas e Instalaciones de telecomunicación— y tres de grado superior —Programación de la producción en fabricación mecánica, Automatización y robótica industrial y Mantenimiento electrónico—.
El Colegio Hogar fue noticia en los momentos más complicados de la pandemia de 2020, cuando ante la escasez de material sanitario de seguridad, el centro, a instancias de su profesorado y alumnado voluntario, se volcó en la confección de máscaras y pantallas de primera barrera de protección. A través de una red solidaria alentada desde el centro, se entregaron más de 14.000 unidades que contribuyeron a paliar la ausencia de este tipo de elementos allí donde fue más urgente.