Continúan las reacciones tas el anuncio del cierre de la operación de compra por parte de la Xunta y la Diputación del Teatro Cine Fraga a Abanca. Después de conocerse el coste de la adquisición, el Gobierno local de Vigo ha cargado contra la decisión al considerar que el banco con sede social en Betanzos (A Coruña) debería ceder sin coste alguna el inmueble a la ciudad de Vigo.
En un audio remitido a los medios de comunicación, el portavoz del Gobierno de Vigo, Carlos López Font, expresó el rechazo del Concello de Vigo a la compra del histórico edificio, que Abanca mantuvo durante años abandonado y sin culminar la reforma prevista por su anterior propietario, CaixaGalicia. "Abanca tiene que poner el Cine Fraga a disposición de la ciudad de Vigo de forma totalmente gratuita", expresó López Font.
Tras años de silencio, en los que el Gobierno local evitó criticar abiertamente a Abanca, ahora sí expresa su malestar por la operación con la que la Xunta de Galicia y la Diputación buscan recuperar el edificio para la ciudad. Solo hace unos meses, en mayo de 2023, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, señalaba que el Fraga "tiene un dueño que es Abanca y está barajando proyectos que tienen que ver con su ámbito universitario. Yo quiero que me presenten esos proyectos para darles mi opinión". Lo hacía en una entrevista en Metropolitano.gal cuestionado por la necesidad de recuperarlo para la ciudad.
Abanca se beneficia del patrimonio de las cajas
Animada por su rivalidad con Caixanova, la coruñesa CaixaGalicia quería contar en Vigo con un edificio que rivalizara con el García Barbón, propiedad de la caja viguesa, por lo que se hizo con el teatro y presentó un proyecto para modernizarlo. La caja de ahorros inició las obras con el cierre de Nova Olimpia y marcó para 2009 la inauguración. Pero llegó la crisis financiera de 2008 y todo saltó por los aires. Desde aquí la historia reciente es ya la conocida. Con la obra a punto de finalizar, nunca se llegó a acabar, Caixanova y CaixaGalicia se fusionaron y acabaron finalmente en manos de Juan Carlos Escotet, propietario del venezolano Banesco. Después del rescate con dinero público de 9.000 millones de euros, en 2013 el banquero se hizo con las cenizas de las cajas gallegas por 1.003 millones de euros. Al siguiente año el banco dio unos beneficios de 1.157 millones.
Fruto de la compra, lo que hoy es Abanca se quedó con el importantísimo patrimonio cultural de las cajas y su obra social. Una descafeinada Afundación continúa parcialmente con ese legado, con decisiones controvertidas como rebautizar el Teatro García Barbón por Teatro Afundación -borrando el legado del filántropo vigués-, mientras que otros inmuebles, como el Teatro Fraga se dejaron abandonados, sin proyecto ni futuro.