En un mundo en el que se suceden en las plataformas audiovisuales y en la literatura las historias románticas, poco se habla del amor que existe entre un marino y su pareja. La tragedia del "Villa de Pitanxo" que nos golpeó el corazón el pasado martes supuso la confirmación de muchas cosas. Una de ellas es el escaso márketing de una profesión que es clave en Galicia y cuyos trabajadores suelen estar olvidados por las administraciones. Otra es la parte humana. El silencio de la nostalgia permanente, de ese constante "hasta luego" que, de forma dramática, puede ser el último adiós a una pareja, un padre, un hermano o un hijo.
Galicia nunca ha sabido reconocer a sus marineros. Posiblemente ellos tampoco busquen homenajes ni aplausos constantes. Pero eso no quita que sepamos que hay centenares de gallegos enrolados en un buque jugándose la vida. Más allá de ese cuerpo a cuerpo con la mar, hay otro peaje. Este último aspecto tampoco ha sabido retratarse. Eso sí, en Vigo uno de los murales que componen el impresionante museo de arte urbano al aire libre que tiene la ciudad olívica creó un espacio el pasado año para rendir tributo a esas sensaciones que se generan en la familia de un marinero.
La obra se encuentra en la medianera del número 31 de la Avenida de Balaídos. El mural se puede contemplar si vienes caminando desde Castrelos. Una mujer es la protagonista de la creación. Taquen la emplea para abordar el tema de las mujeres de los marineros que pasan la vida "esperando", cuidando y criando a sus familias solas durante meses mientras sus parejas se encuentran en alta mar. "Mujeres que se sitúan en la sombra, pero que su trabajo dentro del núcleo familiar, muchas veces también trabajando, es esencial", explica el autor de la obra. "Un drama mudo vivido por mujeres a lo largo de los tiempos, sin queja ni reclamación. Una historia de coraje, paciencia y ejemplo", remata el artista.
Desgraciadamente, esa espera de las mujeres de los marineros del "Villa de Pitanxo", salvo para los tres supervivientes", ha terminado de la forma más dura. Más dramática. Ahora solo queda recordar a los cuerpos que han podido ser recuperados y exigir que se retome, de verdad, la búsqueda de los marineros que permanecen desaparecidos.