El nuevo Congreso cuenta 153 diputadas, una menos que al inicio de la anterior legislatura. Así, respecto al total de 350 diputados, las mujeres suponen el 43,1% de la Cámara Baja, es decir, cumple el criterio paritario de que ningún sexo cope más del 60% ni menos del 40% de los escaños.
Respecto a la legislatura 'corta' de 2019, el Congreso cuenta con 13 diputadas menos. Aquella fue la legislatura más paritaria de la historia con 166 diputadas. Eso sí, ahora supera la cifra de las legislaturas XII y XI, en las que se arrancó con 138 y 139 mujeres sentadas en el hemiciclo, respectivamente.
De los grupos parlamentarios que formarán los cuatro partidos de ámbito nacional, el de Sumar es el que tiene proporcionalmente mayor representación femenina y el que queda más cerca del 50%. En concreto son mujeres 15 de las 31 personas que lo integran, el 48,4%.
Le sigue el PSOE, con 58 féminas entre sus 121 representantes, el 47,9%. Después figura el PP, con un total de 59 mujeres de sus 137 diputados, el 43%. Por su parte, Vox cuenta con nueve mujeres en su bancada, un 27,2% de sus 33 representantes.
Además, ERC cuenta con cuatro mujeres entre sus siete diputados; en Junts son tres por cuatro hombres; EH Bildu es el único grupo estrictamente paritario, con tres varones y tres féminas, y en el PNV hay mayoría masculina (tres hombres de cinco representantes). La única diputada de Coalición Canaria es mujer, mientras que el Bloque Nacionalista Galego y Unión del Pueblo Navarro están representados por sendos hombres.
Diversidad en el Congreso
Por otra parte, en esta legislatura ya no están los diputados gitanos Beatriz Micaela Carrillo de los Reyes, del PSOE, que ya no competía; Sara Giménez de Ciudadanos, cuyo partido no se presentó a las elecciones, e Ismael Cortés de En Comú, que no repetía en las listas.
Por su parte, sí continúa el diputado de raza negra Luc Andre Diouf Rioh, representante del PSOE en la Cámara por la provincia de Las Palmas, donde llegó en 1992 desde Senegal. Además, se ha incorporado Tesh Sidi, diputada de origen saharaui de Más Madrid.
Sin embargo, no está ya el diputado de Vox Ignacio Garriga, un barcelonés con ancestros guineanos, que sí concurrió a las generales de 2019. La primera persona negra que ocupó un escaño en el Congreso fue Rita Bosaho, de Podemos, que entró en diciembre de 2015 y que ya en 2019 no pudo revalidar su acta.
Tampoco ha conseguido escaño en este nuevo Congreso María Carvalho Dantas, representante de Esquerra Republicana (ERC), que se convirtió en la primera mujer de origen brasileño que entraba en la Cámara baja.
Falta de accesibilidad
Igualmente, Pablo Echenique, de Unidas Podemos, que sufre atrofia muscular espinal, ha abandonado la Cámara Baja sin haber conseguido que se adapten sus instalaciones a las personas con discapacidad y sin haber podido acceder nunca a la tribuna del Congreso para sus intervenciones.
En septiembre de 2022, Echenique reclamó a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que reactivara el proyecto de reforma del hemiciclo para poder ocupar su escaño. A pesar de que las instalaciones se han ido modificando en los últimos años por la presencia de varios diputados con discapacidad física, el hemiciclo aún no se ha adaptado plenamente a las necesidades de estas personas, en parte por su valor patrimonial y artístico.
En 2020 ya se barajó la opción de licitar obras para avanzar en esta parcela e incluso se contempló desde la Mesa la opción de que el diputado pudiera acceder a su escaño mediante un sistema mecánico, homologado y oculto, que permitiera elevar una plataforma hasta un nivel de altura de tres peldaños. Sin embargo, la pandemia retrasó el abordaje de la cuestión y finalmente no se hizo.
Echenique fue el tercer diputado de la democracia que debía acudir al Congreso en silla de ruedas. Antes que él estuvieron los representantes 'populares' Francisco Vañó (VIII, IX y X legislaturas), que obligó al Congreso a adaptar sus instalaciones, e Ignacio Tremiño, diputado en la XII legislatura.