El presidente de Abanca reconoce "avergonzarse" por el estado del Teatro Fraga en Vigo

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El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet, ha reconocido sentirse "avergonado" por no tener una solución que dote de vida al edificio Fraga de Vigo, propiedad de Abanca y que lleva años cerrado sin uso alguno. El inmueble, una joya de la ciudad y que antaño fue epicentro de la vida social y cultural, celebró este 2023 su 75 aniversario condenado al ostracismo por parte del banco sucesor de las cajas gallegas. 

Escotet, que ha presentado este martes el nuevo proyecto de reforma para la sede operativa de Abanca en Vigo, situada en el emblemático edificio de García Barbón, ha asegurado que se le ha dado "muchas vueltas" para pensar "posibles alternativas" para el Fraga, con el objetivo de poner en valor un edificio "tan emblemático" para la ciudad. Por ahora, sin ningún tipo de avance evidente.

En la actualidad, según ha dicho, se están estudiando un par de ideas que "ojalá cumplan con la expectativa", aunque no ha dado más datos sobre lo usos del edificio situado en la calle Uruguay, abrió por primera vez sus puertas el 27 de marzo de 1948. El Teatro Fraga fue bautizado por la prensa de la época como “una de las edificaciones urbanas de más señorial empaque de Vigo y uno de los locales de espectáculos de los mejores de Europa, obra que hemos de anotar en el libro de Oro de la ciudad viguesa”.

Un incendio en 1988 y la llegada de los multicines acabaron por hacer mella en este templo de la Cultura, lo que unido a la muerte de su gran promotor -hoy enterrado en Pereiró-, acabó por desencadenar una lenta agonía que finalizó el 28 de junio de 2001. Ese día se proyectaba por última vez El regreso de la momiaUna noche con Sabrina Love y Lara Croft: Tomb Rider. En 2007 cerraría definitivamente la discoteca Nova Olimpia situada en los bajos, punto de encuentro para toda una generación de jóvenes.

Caixa Galicia se presentó como la salvadora del edificio. Animada por su rivalidad con Caixanova, el banco coruñés quería contar en Vigo con un edificio que rivalizara con el García Barbón, se hizo con el teatro y presentó un proyecto para modernizarlo. La caja de ahorros de A Coruña inició las obras con el cierre de Nova Olimpia y marcó para 2009 la inauguración. Pero llegó la crisis financiera de 2008 y todo saltó por los aires. Con la obra a punto de finalizar, nunca se llegó a acabar, Caixanova y CaixaGalicia se fusionaron y acabaron finalmente en manos de Juan Carlos Escotet, propietario del venezolano Banesco.

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