Hacer obras supone en muchos casos reencontrarse con el pasado. Sucede en un hogar, donde una reforma o una mudanza destapa en muchas ocasiones objetos y recuerdos que pertenecen a otra época. Algo similar ocurre en Vigo en la confluencia de López Mora con Pintor Lugrís, donde en una parte de la humanización que supone la instalación de rampas mecánicas permite contemplar cómo era la vía por la que pasaba el tranvía que conectaba el centro de la ciudad con la zona de Praza América.
"Yo lo cogía unas cuentas miles de veces para ir al instituto Santa Irene", rememoraba, con ilusión, Abel Caballero durante su última visita a esta obra que supone una inversión de 1,5 millones de euros para llevar el Vigo Vertical a esta zona del casco urbano vigués.
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La emoción de Abel Caballero por explicar el funcionamiento del tranvía simboliza ese pasado de una ciudad olívica que contó con este servicio de transporte eléctrico desde 1914 hasta 1968, momento en el que acabó llegando Vitrasa con sus autocares. Ese trozo de antigua vía de tranvía supone destapar el baúl de los recuerdos, experiencias personas que no se recogen en los libros de texto pero que sí se relatan en las sobremesas de una comida familiar, donde los mayores todavía describen con detalle dónde se encontraban las cocheras de As Travesas, las carreras para llegar a tiempo al trabajo cuando el tranvía se quedaba sin corriente o los trucos para realizar el viaje sin pagar.
Ese recuerdo al tranvía se ha convertido en homenaje desde 2019, momento en el que se instaló el tranvía como homenaje a este servicio de transporte que estuvo operativo durante más de 50 años.

Eran otros tiempos. Era, por tanto, otro Vigo, una ciudad que estaba mostrando al mundo ese músculo industrial que acabaría por ser parte de su carácter. Más de medio siglo de funcionamiento que figuran en fotografías, pero, sobre todo, en la memoria de esas viguesas y vigueses que han hecho que el Vigo que ahora conocemos sea la ciudad más importante de Galicia y una de las más punteras del país. Ese Vigo de la era del tranvía se puede contemplar gracias a la simulación realizada por el especialista en 3D, Benito Montenegro, que en una de sus creaciones permite viajar hasta 1968 para comprobar cómo era Praza América por aquel entonces, en ese Vigo con un gran protagonismo del tranvía.
Contemplar las obras en Vigo no solo permite tener una mirada hacia su futuro, sino que, en ocasiones, también permite ser testigos de ese Vigo que se esconde bajo el asfalto y el hormigón. Sucede en este pequeño tramo de López Mora en el que vuelve a salir a la luz la vía del antiguo tranvía y ocurre en otras zonas con el adoquinado por el que hace varias décadas nuestros mayores forjaron ese gran Vigo que quiere y de be seguir creciendo y adaptándose a los nuevos tiempos.