Vigo pierde un pedacito de su historia del siglo XX. La Farmacia Crespo, instalada hasta este viernes y desde hace más de 80 años en el número 37 de la calle Elduayen, cierra sus puertas. Ha pasado casi un siglo desde que José Crespo de la Campa abrió este pequeño local, en pleno corazón de lo que era una creciente ciudad industrial. Desde ese momento, la farmacia ha sido testigo y acompañante del paso de los años por la ciudad. Desde la posguerra y el franquismo hasta una pandemia mundial, pasando por los años 80 como un apoyo fundamental para el barrio y sobreviviendo a la crisis económica.
El legado Crespo ha pasado ya por tres generaciones de una misma familia, que siempre ha estado ligada a la medicina y la farmacia. Carmen Quinteiro, nieta de José, es hoy la cara de este emblemático establecimiento. Es ella quien nos habla de cómo entre esas paredes, hace no tanto tiempo, los intelectuales y galleguistas se reunían clandestinamente, en aquellos años en los que las farmacias funcionaban más como un punto de encuentro, como tantas otras cosas.
El 1 de enero de 1940 sigue figurando como fecha de inicio de un contrato de alquiler al que le quedan días contados. Por problemas con la propiedad del edificio y la regulación de farmacias, que obliga a respetar una distancia estipulada entre este tipo de establecimientos, Crespo se traslada a Alcabre, concretamente a la Avenida Atlántida 80, también impulsadas por unas obras que no parecen tener un final cercano.
En lo que será su nuevo hogar intentarán hacer tributo a lo que ha sido parte de nuestra historia local, pero también de su historia familiar. "Lo que destaca de esta farmacia está hecho en obra, por lo que es muy difícil trasladarlo, pero vamos a intentar llevarnos las cristaleras, los mostradores y el botamen. Queremos llevar los detalles, seguir siendo Farmacia Crespo desde 1940, aunque sea en una nueva ubicación", asegura la propietaria.
La gente "más importante" ya es conocedora de la noticia. Clientes de toda una vida a los que la propia Carmen y su compañera Loli Lojo han informado personalmente del traslado y que recibieron la noticia con mucha pena y prometiendo seguir siendo habituales aun en la nueva localización. Qué pasara con el emblemático bajo del número 37 de Elduayen, ahora propiedad de un fondo de inversión, está todavía por verse.