Galicia acumula unas 43.400 hectáreas quemadas entre los meses de julio y agosto, con base en los datos aportados por la Consellería de Medio Rural --que informa de los fuegos superiores a 20 hectáreas--. De este modo, el mes de agosto se cierra con unas 9.400 hectáreas ardidas en la comunidad gallega, lo que suma a las 34.000 calcinadas en la segunda quincena de julio.
Esta cifra ya supera la superficie arrasada en cualquier año de la última década, a excepción de 2017, ejercicio en el que se calcinaron más de 62.000 hectáreas en su conjunto. A modo de ejemplo, estas 43.400 hectáreas suponen más que lo que se quemó en los últimos cuatro años juntos: 2021 (4.403 hectáreas), 2020 (14.805,9 hectáreas), 2019 (6.835,5 hectáreas) y 2018 (2.600 hectáreas). Así, concluye agosto con tres fuegos todavía sin extinguir en la provincia de Ourense, que suman 277 hectáreas: Oímbra (140 hectáreas), Melón (75 hectáreas) y Cenlle (62 hectáreas).
Incendios de agosto
El 12 de agosto, más de una semana después de que empezase en la parroquia de Cures, quedó extinguido el fuego de Boiro, en la comarca de O Barbanza (A Coruña). Las hectáreas arrasadas por este fuego forestal ascienden a 2.200, de las que 607 eran monte arbolado y las 1.593 restantes de monte raso.
El fuego de Boiro, que es el mayor de los registrados durante el mes de agosto en la comunidad gallega en lo que respecta a superficie afectada, provocó la activación de la alerta por proximidad a viviendas y desalojos, quemó el monte de A Curota y se extendió a los municipios de A Pobra do Caramiñal y Ribeira.
El siguiente fuego de mayores dimensiones en agosto fue el de Laza, iniciado en la parroquia de Camba y que se unió con el de Chandrexa de Queixa, con 2.100 hectáreas quemadas entre el 10 y el 17 de agosto. Este incendio obligó a activar la pasada semana un Situación 2, alerta por proximidad a casas, en el núcleo de As Taboazas.
Otros fuegos extinguidos en agosto han sido: O Irixo (680 hectáreas), Lobeira (625 hectáreas y afectación a O Xurés), Verín (600 hectáreas), Caldas de Reis (450 hectáreas), Carballeda de Valdeorras (440 hectáreas) Ponte Caldelas (380 hectáreas), A Mezquita (224 hectáreas), Castrelo do Val (173,2 hectáreas), Maceda (120 hectáreas), Viana do Bolo (114,4), As Pontes (dos fuegos de 109 y 60 hectáreas), Boborás (99,4 hectáreas), Riós (94,1 hectáreas), Oímbra (88,8 hectáreas), Arbo (82 hectáreas), A Gudiña (76,5 hectáreas).
La lista de los ya extinguidos en agosto se completa con: Porto do Son (80 hectáreas), Calvos de Randín (50 hectáreas), Pantón (35,9 hectáreas) Ribas de Sil (47 hectáreas), Moaña (23 hectáreas), Ponteareas (21 hectáreas), A Pobra de Trives (12,3), San Xoán de Río (8,2 hectáreas) y Ames (6 hectáreas).
Entre otros extinguidos están el del municipio de Monfero (A Coruña), parroquia de Queixeiro, que puso en riesgo la reserva natural de las Fragas do Eume, si bien se apagó después de quemar solo 0,01 hectáreas de monte arbolado. También ardieron 0,21 hectáreas en Vilariño de Conso, con afectación al Parque Natural do Invernadeiro.
Estos incendios se suman a las más de 34.000 hectáreas que ardieron en la segunda quincena de julio, principalmente a raíz de las tormentas secas del 14 de julio, cuando rayos provocaron medio centenar de incendios. Aquí, se incluyen los dos mayores fuegos en la historia de Galicia desde que hay registros: O Courel (Lugo) --11.100 hectáreas-- y Valdeorras (Ourense) --10.500 hectáreas--.