“Queremos unha cidade fermosa e sostible”. Con esta transformación del lema de la ciudad, “vivimos nunha cidade fermosa”, Greenpeace pidió ayer en Vigo acabar con la ciudad “gris” para fomentar una visión ecosostenible y más conectada con la naturaleza.
Aprovechado el Día Munidal de las Ciudades, la organización ecologista transformó la Praza do Progreso, en Vigo, en un espacio “lleno de color y elementos amigables para el peatón, dejando de lado el gris y cemento que la caracterizan”.
Voluntarios y voluntarias de Greenpeace instalaron en la plaza un espacio verde de más de 200 metros cuadrados. Allí llevaron docenas de árboles de hasta ocho especies autóctonas (robles, abedules, nogales, cerezos, sabugueiros, laureles, arces, castaños), mobiliario y aparcamientos de bicicletas para reivindicar una ciudad con “más espacios públicos de calidad y una movilidad más sostenible”. Los árboles serán plantados por el voluntariado de Greenpeace en un monte periurbano, en colaboración con la Comunidad de Montes de Teis.
También en Vigo, activistas de la organización ecologista “hackearon” carteles y señales para exigir más carriles bici, mejor transporte público, acceso a energía limpia y a alimentos ecológicos y de cercanías o más espacios verdes, entre otras demandas. La acción se replicó además en otras ciudades de Galicia, como Santiago de Compostela y Pontevedra.
Espacios públicos de calidad frente a "humanizaciones grises"
Según defienden desde la ONG ecologista, “la pandemia de la COVID-19 puso de manifiesto como ninguna otra cosa que necesitamos espacios públicos más amplios y seguros, más servicios de cercanías en los barrios y, en su conjunto, ciudades más sostenibles”.
Según los datos de Greenpeace, en Vigo solo se dedican unos 4,5 metros cuadrados por habitante a zonas verdes, muy lejos de ciudades como Santiago y A Coruña y recuerdan las declaraciones del alcalde hace días en las que afirmaba que “Vigo es una de las ciudades de España con menos espacio común ciudadano y menos zonas verdes”. Esta situación se agrava más aún en el casco urbano, donde docenas de nuevas humanizaciones de calles muy deterioradas crearon aceras más anchas y entornos más aceptables, “pero reincidieron en un concepto de ciudad gris, donde desaparece el verde y lo natural, como está sucediendo con el bulevar de la Gran Vía o la Ronda de Don Bosco”.
A pesar de que Greenpeace celebra que el borrador del nuevo PXOM, previsto para 2023, preve doblar la superficie de espacios verdes en la ciudad con hasta ocho nuevos parques, estos, puntualiza, se situarán solo en la periferia de la ciudad y el casco urbano “sigue su proceso de desnaturalización, con plazas y calles más duras y hostiles”. De igual manera, “Vigo sigue desaprovechando el privilegio de contar con una gran zona litoral urbana, que sigue de espaldas a la ciudad”, puntualizan.
“Las peatonalizaciones temporales realizadas por la COVID-19 fueron una buena noticia, pero el espacio público no puede reservarse solo para domingos y festivos. Necesitamos lugares abiertos también en el día a día, para proteger a las personas de los efectos del tráfico, especialmente en lugares sensibles, como las escuelas, y donde haya espacios estanciales seguros que a su vez favorezcan la vida en los barrios”, argumenta Manoel Santos, coordinador de Greenpeace en Galicia.