Bueu vivió este pasado fin de semana una escena insólita en plena playa. Se produjo en uno de los arenales más populares de las Rías Baixas, el de Lapamán. Entre los bañadores, "andainers de orilla" y sombrillas se coló una humareda que alertó a algunos bañistas. El humo venía acompañado de un olor a chorizo recién hecho, pero todo ello en pleno arenal. ¿El origen? A una pareja que pasó el día en la playa no se le ocurrió mejor idea que ponerse a hacer una barbacoa sobre la arena, apenas a unos centímetros del mar.
"La inmensa mayoría de los ciudadanos entiende la barbaridad de las hogueras en las playas y zonas naturales y el problema del vandalismo que algunos se empeñan por su egoísmo e ignorancia", señala desde la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor -responsable de otorgar las banderas azules- José Palacios, para explicar que tuvieron conocimiento de los hechos porque una bañista se puso en contacto con la asociación para denunciar los hechos.
Este año, Lapamán es uno de los arenales con la insignia medioambiental de la ADEAC y, por ello, la asociación se puso inmediatamente en contacto con el Concello para conocer los hechos y saber por qué no se había actuado antes. "Hablamos con el Gobierno local y de manera inmediata nos dijeron que eso no se iba a volver a repetir", apuntan desde la entidad responsable de las banderas azules. De hecho, el Concello de Bueu estudia ya instalar una torre de vigilancia para el socorrismo que dé una mayor visibilidad de toda la playa al personal desplegado.
Lo cierto, es que escenas como estas son poco habituales, pero los autores de este tipo de acciones pueden acabar inmersos en un grave lío judicial. Este tipo de fuegos puede acabar provocando un incendio forestal, que está castigado con penas de hasta 20 años y multas económicas. Pero además, en España está prohibido hacer fuegos en espacios naturales, señalan desde ADEAC.
"Nos enfrentamos a un nuevo desafío, el de hacer entender que la playa es un bien público, un bien común, escaso y frágil, que tenemos que aprender a conservar y a compartir con la población local, con la turística y con las generaciones futuras", recuerda Palacios mientras pone también el foco en otros problemas que causan importantes daños medioambientales como las colillas en la arena. "Una colilla contamina hasta 100 litros de agua", puntualizan.