Pasta fresca hecha por las manos de un exingeniero informático italiano afincado en Vigo. Dentro de la variedad gastronómica que brinda la ciudad olívica, donde podemos encontrar establecimientos que fusionan la comida de Galicia y Brasil, locales de hamburguesas temporales con recetas de estrella Michelín o menús de película, Giancarlo Murolo ofrece un producto “único y distinto”, cuya elaboración se puede observar gracias a su nuevo local en Rosalía de Castro.
Con la llegada de la pandemia, este artesano italiano afincado en Vigo desde hace 18 años quiso empezar a trabajar para si mismo y dejó su empleo de ingeniero informático para abrir su propio local de venta de pasta fresca hecha a mano. “Desde un primer momento quería instalarme en Rosalía de Castro, pero no es que cierren establecimientos todos los días precisamente en esa zona”, bromea Murolo en declaraciones a este medio, ya que anteriormente estuvo ubicado en Vázquez Varela y Oporto.
Ocupando el espacio que dejó la tienda Colmado 48, Murolo ofrece a los viandantes de la ciudad la oportunidad de ver cómo elabora diversidad de pastas, simples o rellenas, gracias a la enrome cristalera del establecimiento. “Siempre quise que la gente pudiese ver cómo lo hago, ya que es un oficio muy artesano, no solo utilizo máquinas, sino que también hago mucho uso de mis manos, sobre todo para la rellena, y es algo que quiero prevalecer”, destaca.
Así, en su local con el nombre Murolo Foods, se puede adquirir pasta artesana hecha en el día y de manera natural, ya que “soy un sibarita de la comida y me gusta que eso también se refleje en mis productos”. Es por ello por lo que, además de los tipos más conocidos como spaghetti o fusilli, también se pueden adquirir agnolottis, con formato semejante a los raviolis, pero que “permite una mayor cantidad de relleno y me gusta apostar por un producto que no tiene nadie”, asegura Murolo.
Así, en su obrador artesano se puede encontrar agnolottis con “tres o cuatro tipos de relleno que elaboro cada semana”, como calabaza asada con pecorino, tomate seco o incluso grelos con parmesano cocinados en caldo, “algo que funcionó muy bien el año pasado”, destaca. Además, dentro de las pastas simples, ofrece la posibilidad de integrarlas con productos como semillas, remolacha, carbón activado o cúrcuma, lo cual brinda al producto un llamativo color. “También tengo una variante que se realiza con vino tinto, pensada para acompañarla de carnes como carrilleras, por ejemplo”, indica el artesano.
Pero esta oferta se amplía todavía más, ya que Murolo brinda la posibilidad de hacer encargos personalizados. “Me gusta que exista la posibilidad de adaptarme lo máximo posible al cliente, como por ejemplo poder hacer pastas que contengan calabacines”, explica el artesano. De esta manera, con un margen de horas -dependiendo de las cantidades y la receta- se puede pedir, con un precio que puede estar sobre los 4 euros por persona, aproximadamente, este típico producto italiano que tanto se consume a nivel mundial, y que, en este caso, Vigo y su área metropolitana puede disfrutar gracias a las manos de un exingeniero informático afincado en la ciudad olívica.