La alcaldesa de Mos, Nidia Arévalo, tenía este lunes asegurada la votación para aprobar la modificación del PXOM que da encaje al centro comercial del Celta. Su mayoría absoluta certificaba de antemano que podría recalificar el suelo de rústico a urbanizable para así permitir que Carlos Mouriño, máximo accionista del Celta, pueda construir su centro comercial anexo a la ciudad deportiva. Sin embargo, las prisas de la regidora local provocaron que el pleno -bronco y con abundantes descalificativos entre los corporativos- se cerrara con doble votación.
A pesar del largo cruce de acusaciones, el momento en el que estalló la tensión fue cuando la regidora local decidió dar por finalizado el pleno. Arévalo había permitido usar su turno de réplica a la portavoz socialista, Victoria Alonso, y al nacionalista, Gustavo Barcia, pero denegó la palabra al concejal de GañaMós, Roberto Rodríguez. Las prisas de la alcaldesa, que decidió saltarse el turno de ruegos y preguntas (“contestaremos por escrito”, argumentaba), llevaron a un final en el que, en términos futbolísticos, podríamos decir que se recurrió al VAR.
En la fase final y en plena confusión, solo el grupo popular votaba a favor de aprobar la modificación del PXOM, mientras la oposición se revolvía sin entender muy bien lo que pasaba. Fue cuando los portavoces comunicaron al secretario municipal que no se había registrado su voto, cuando la alcaldesa de Mos se vio obligada a repetir la votación. “Non votaron porque non quixeron”, apostillaba Arévalo.
“Non haberá expropiación”
Uno de los temas que más tiempo ocupó en el pleno fue el del método recogido en el documento de modificación del PXOM para permitir la construcción del centro comercial del Celta en Mos. Los portavoces de la oposición recordaron que el término “expropiación” aparece una veintena de veces, mientras que no se recoge “negociación” o “permuta”. Ante la insistencia de los portavoces, especialmente del nacionalista, que elaboró hasta 17 preguntas, Nidia Arévalo aseveró que nunca se recurriría a la expropiación y que aparecía así recogido por “motivos técnicos”.
“Haberá acordo”, insistía la alcaldesa mosense. ¿Y si no lo hay? “Haberá acordó”, volvía a repetir sin mayor explicación. En cuanto al precio, la regidora apuntó a 12 euros el metro cuadrado. En total, el Celta necesita unos 188.000 metros cuadrados comunales de Tameiga para poder llevar a cabo el proyecto. Con todo, la Comunidad de Montes mantiene por ahora su negativa a vender. La regidora espera convencer a los vecinos para que vendan gracias al “nuevo tiempo que se inicia en Mos”. Para la alcaldesa, con este proyecto, el municipio dejará de ser el “concello autovía, o concello aeroporto, o concello autopista” para convertirse en un punto comercial de primer orden. “Me gustaría que os vigueses tamén deixen os cartos en Mos”, reiteraba.
Además, Arévalo recalcó los beneficios que, dice, tendría la ejecución del Centro Comercial. “Teremos unhas instalacións deportivas do Celta, porque non creo que utilicen todos os días ese semexante pavillón, nin a cantidade de campos de fútbol”, expresaba. En cifras, el Concello asegura que se crearán 2.000 puestos de trabajo, además de una lluvia de millones en venta de terrenos que se traducirá, una vez se levante el complejo, en ingresos de 7 millones de euros por el impuesto del ICIO.