Lleno en las calles de Vigo a seis días de la Navidad. Cientos de personas acudieron este sábado al centro de la urbe gallega para realizar las últimas compras antes de las fiestas. La calle Príncipe, epicentro comercial de la ciudad, se abarrotó este sábado, el último antes de la Navidad, de compradores de última hora, pero también de ciudadanos que aprovecharon la jornada para pasear bajo el alumbrado navideño de este atípico año.
Sin datos oficiales de aforo, a media tarde las calles más céntricas se mantenían abiertas, lo que parece señalar que el Concello no detectó a través del sistema de cámaras que se sobrepasara el nivel máximo de ocupación. Los voluntarios de la Asociación Vodea -que suman un total de 35 personas- así como los vigilantes de la empresa de seguridad MK Norte controlaron a lo largo de la jornada los accesos de Príncipe y Policarpo Sanz con el fin de evitar las aglomeraciones. Con todo, la milla de oro viguesa vivió por momentos una alta intensidad de peatones.
Este sábado se sumaron diferentes condicionantes que desembocaron en una alta presencia de personas en las calles. Era el último antes de Navidad, pero también uno de los primeros días sin lluvia, lo que animó a cientos de vigueses a abandonar sus casas. El Concello abrió también la casa de Papá Noel, lo que se tradujo en colas para que los más pequeños le pudieran entregar sus cartas, más tarde de lo habitual.
Vigo estrenó estas navidades un área de vigilancia con cámaras, que permiten -según prometen desde el Gobierno municipal- evitar aglomeraciones y controlar el aforo en tiempo real. Este espacio incluye el árbol gigante, el regalo de Navidad, el muñeco de nieve, la bola de Urzáiz, Praza da Constitución, Praza da Pedra, Praza da Igrexa, Policarpo Sanz, Príncipe, Urzáiz, Rosalía de Castro, Porta do Sol, López de Neira, Velázquez Moreno o García Barbón.
Otro de los grandes atractivos de las últimas semanas como son las rampas mecánicas de Gran Vía también vivieron este sábado un gran trasiego. La afluencia fue tan intensa que varios tramos quedaron inutilizados y parados en ocasiones. Fue menor la afluencia en la parte inferior, junto a los rederos, donde se concentró menos cantidad de personas que en las propias rampas, llenas hasta la bandera. Por su parte, las aceras de Urzáiz también experimentaron una jornada típicamente de compras navideñas, con el añadido de las colas en el exterior de las tiendas que llegaban a su novel máximo de aforo.
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