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Es difícil que un amante del rock de Vigo diga, desde este 12 de junio de 2023, eso de que “no le gustan los lunes”. La ciudad olívica afrontó un día de esos que quedarán para el recuerdo. Balaídos pasó de ser el Coliseo del Celta a convertirse, durante prácticamente 24 horas, en un templo del rock. Y del rock más nostálgico.
A lo largo de la jornada de este lunes, los fans de Guns N Roses iban cogiendo su sitio para ser los primeros en acceder al interior del estadio y ver lo más cerca posible a sus ídolos. Pero la estética rock no se centraba solo en el entorno del estadio, sino que las camisetas del grupo estadounidense y otros atuendos como pañoletas o gorras formaban parte del paisaje urbano del centro de la urbe gallega. Bares y hostelería daban la energía necesaria para lo que iba a producirse esta noche, la que todos deseaban que fuera la velada de sus vidas. También hizo acto de presencia el alcalde, Abel Caballero, que aunque este lunes no hizo pública su agenda y sumó un día más sin dar rueda de prensa ante los medios tras la polémica por el fallido contrato de patrocinio, sí visito el entorno del estadio de Balaídos, acompañado por otros miembros del Gobierno y por el delegado de Zona Franca, David Regades.
Los horarios previstos por la organización se cumplían casi con puntualidad británica. Los problemas llegaron con la apertura de puertas general, donde hubo gente que tuvo que esperar algo más de lo previsto para poder ver el gran escenario donde Pretenders, primero, y Guns N Roses, después, iban a firmar la noche del rock que Vigo jamás olvidará.
Los aledaños de Balaídos mostraban ese cambio de rol que presentaba el estadio vigués. Hoy tocaba ponerse la chupa. Esa metáfora se veía en el público de los bares del estadio, donde se cambió las camisetas del Celta por el rock más puro. La anécdota de la jornada llegaba poco después del final del concierto de Pretenders. Alrededor de las 21:15 horas, un chaparrón obligó al público de la pista a abrir los paraguas. Llovía sí, pero el sol no se había ido. Ambas convivían, expectantes, para ver el inicio del concierto de Guns N Roses.
Los operarios daban los últimos retoques al escenario. Aspiradoras y paños para que todo estuviera al detalle. Al filo de las 21:30 se respiran nervios. La expectación es máxima. Suena un tema de The Who. La presencia de los estadounidenses es cuestión de tiempo. Finalmente, a las 21:40 se desataba el vendaval de rock, la ciclogénesis musical donde Axl Rose iniciaba sus primeras carreras con el previsible “Its do Easy”, canción que abre un setlist que posiblemente esté compuesto por más de 30 temas.
Las en torno a 26.000 personas que se encuentran en el momento de escribir estas líneas, al filo de las 22:00 horas, se entregaban desde el primer acorde a estos legendarios rockeros que prometen llevar este show más allá de la medianoche y donde se aguarda, con muchas ganas, himnos del género como “Welcome to the Jungle”, “November Rain” o “Sweet Child O’Mine”.
Pretenders, aperitivo de lujo para una noche histórica
A finales del mes de abril, se hacía oficial que Guns N Roses estaría acompañado por Pretenders. Todo un lujo. Otra banda mítica de rock para conformar una velada inolvidable a todos aquellos que hubieran apostado simplemente por disfrutar de los Axl Rose y compañía. No es un rock tan sucio, pero las letras y los ritmos de Pretenders permitieron a los más madrugadores -unas cuantas miles de personas- disfrutar de temas tan clásicos como “I’ll Stand by You” o “Don’t Get Me Wrong”.
La cita de Pretenders, más allá de hacer otro ejercicio de nostalgia para los veteranos, también supuso el reencuentro y el recuerdo con el recital que el grupo ofreció en Castrelos en el verano de 2017. Eso sí, la actuación de este 12 de junio, de solo una hora, quedó lejos de la de aquella noche de julio de hace seis años. Hoy, el rol era distinto. El de dejar el escenario y el público preparados para la locura que van a desatar media hora después Axl Rose, Slash y el resto de la banda.
Y Julio Verne "tocó" con Guns N Roses en Balaídos
Desconocemos si Axl Rose o Slash se han inspirado durante su estancia en Vigo tal y como le sucedió a Julio Verne. Uno de los grandes autores de la literatura universal ambientó en la "Bahía de Vigo" las peripecias del Capitán Nemo y el Nautilus, en lo que es una de las grandes obras de la historia, "Veinte mil leguas de viaje submarino". Pues bien, el grupo estadounidense decidió lanzar su guiño particular a su recital en la urbe gallega convirtiendo al genial escritor francés como un componente más de la banda, un Julio Verne que emula al monumento que está instalado en el entorno del Náutico.
Lo que en un principio sirvió para vídeo promocional, a primera hora de la tarde se convertía en una de las novedades del merchandising oficial de Guns N Roses. "Se está vendiendo a buen ritmo, se está moviendo bastante", indicaba una de las trabajadoras alrededor de las 17:30 horas, momento en el que el público aprovechaba para adquirir las camisetas conmemorativas de la gira y otros elementos como llaveros, gorras, pañoletas o mochilas. En ese catálogo, las viguesas y vigueses ponían el foco en el diseño dedicado al recital de Balaídos. "Lo de Julio Verne es para la parte de atrás, la parte de delante es diferente", indicaban unas ponteciales clientas. Tanto esta camiseta como el resto de la gira, con todas las paradas de la banda en Europa, tenían un precio de 45 euros.