Pastora Soler, abanico de sensaciones en el Mar de Vigo

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Pasan de las 21.30 horas en el Auditorio Mar de Vigo. Bullicio. Sobre el escenario se sitúa un abanico. Frente a él, un nombre: Pastora Soler. Poco a poco se van ocupando casi la totalidad de las butacas, alrededor de 1.150. Se apagan las luces. Silencio. Salen los cinco músicos que acompañan a la cantante en su gira “La Calma”. Se alternan aplausos con móviles listos para capturar el inicio de la función. Se escuchan unos tacones aproximándose. Es ella. Pastora Soler aparece en el escenario, radiante, con un traje blanco, el color que la acompañará durante la más de hora y media de espectáculo que ofreció en la ciudad olívica.

“Desnudando el alma” abre el concierto de la sevillana, en el que presenta su nuevo disco, “La Calma”. Esa que le exigía su cuerpo hace casi tres años, cuando decidió retirarse temporalmente de los escenarios. “Vuelves a la vida” y “Si tú me abrazas” preceden a sus primeras palabras ante un público totalmente entregado: “Boas noites Vigo. ¿Cómo estamos?”. Y confiesa: “Estoy, de verdad, feliz de estar en esta tierra por primera vez de concierto”. Tiene tiempo incluso para halagar la comida y a las gentes gallegas.

Después de este breve inciso viene “Te despertaré” y un medley de éxitos como “Dámelo ya” o “Corazón congelado”. Con “No te atrevas a olvidarme” –voz y piano- se gana, de nuevo, la ovación unánime del público, al igual que con “Será mejor volver”. Solo de guitarra mientras Soler se cambia de vestuario. Regresa y se sienta frente al piano para cantar “Contigo”. Son las 22.15 y estamos en el ecuador del concierto.

La ovación del público fue una constante a lo largo de la noche // Fabio Alonso

Nuevo medley de baladas y coplas. El público se levanta y desde el escenario se escucha un tímido “graciñas”. Le sigue “Vive” y al concluir “Ni una más” Pastora Soler comenta: “le canto mucho al amor porque es algo que a todos nos une”. Baja del escenario y empieza a cantar entre los allí congregados “La mala costumbre”. Algunos aprovechan para hacerse selfies o darle dos besos; otros, se conforman con estrecharle la mano.

Tras “La Tormenta”, los aplausos hacen temblar el Auditorio Mar de Vigo. El público se levanta de nuevo. La andaluza sale del escenario. “¡Otra!, ¡otra!”, gritan los asistentes. Es el momento del bis. Dos sillas de madera y un cajón flamenco ocupan el centro del teatro. La interpretación de “Qué no daría yo” vuelve a poner en pie a los incondicionales. Y llegó la canción dedicada a uno de sus sueños cumplidos durante su retiro, su hija: “Estrella”.

Se aproxima el final del concierto, pero todavía hay sitio para un éxito más, el que la llevó a Eurovisión en 2012, “Quédate conmigo”. Los asistentes acompañan a Pastora Soler y, una vez más, se vuelven a escuchar palmas y silbidos en las butacas. La sevillana parece como el título de la canción que pone el broche al concierto: “Invencible”.

Soler aseguró en el concierto de Vigo que le canta "mucho al amor porque es algo que a todos nos une” // Fabio Alonso
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