Dos intentos de robo, a plena luz del día y en pleno centro de Vigo. Paula, todavía con el miedo en el cuerpo, relata el susto que se llevó cuando atendía su local en el Casco Vello. Un hombre trató de llevarse la caja sin ningún reparo este pasado jueves.
Palleira Vegan Shop, además de ser uno de los locales de referencia para este tipo de público, es un negocio muy querido en la zona. Puede que tal vez por eso, se haya librado de un robo descarado que de haberse producido en otro momento podría haber acabado saliéndole bien al ladrón.
Paula se encontraba cobrando a dos clientas cuando un hombre accedió al local. Este empezó a pedirle productos de la nevera que se encontraba al fondo del establecimiento, entre varias preguntas a la trabajadora. Ella no se estaba dando cuenta, pero lo que él pretendía era mantenerla lejos de la caja para así poder acceder a su botín.
¿Cómo lo pillaron?
Afortunadamente para el negocio, dentro se encontraban otros clientes que sí se percataron de las intenciones del ladrón. "La verdad es que el cliente lo hizo super bien, porque ya sospechó del tipo y se colocó tranquilamente en la puerta para que después no pudiera salir corriendo", describe Paula. Ya con las manos en la masa, una pareja de clientes habituales destapó las intenciones del caco. Lo siguiente fue llamar directamente a la Policía Local -la Nacional, aunque también fue avisada, no se desplazó hasta el lugar-.
Durante la espera hasta que se personaran los agentes, el ladrón se mostraba impasible. Probablemente, sabía lo que a continuación sucedería. Mientras, Paula y el resto de clientes tuvieron tiempo para revisar las cámaras y analizar el comportamiento de este hombre. Primero pasó por delante del local, observó que había clientes pagando -es decir, había dinero en la caja- y a continuación distraía a Paula mientras se asomaba y estiraba el brazo hacia dentro del mostrador.
Un conocido de la Policía
Cuando más tarde mostraron la secuencia a los agentes, la primera reacción fue una mirada de complicidad entre ellos. Efectivamente, ya conocían a este hombre. Es más, acababan de estar con él por el mismo motivo hacía escasas horas en la calle Marqués de Valladares. Era el segundo intento de robo en una misma tarde, y ambos con el mismo resultado: identificación y boletín de denuncia.
Tanto Paula como el resto del equipo que día a día dan vida a este céntrico local de Vigo continúan asustados. Si esto ha pasado en verano, a plena luz del día, no se quieren imaginar qué podría suceder en noviembre cuando anochece a penas avanzada la tarde.