El rural sufre un proceso de desertificación. No en un sentido literal, pero sí en muchos otros. El abandono de las aldeas supone una pérdida de la vida, de las expresiones locales, las leyendas propias, las celebraciones y las tradiciones. Un trasvase hacia las grandes ciudades, donde todo se diluye en un revuelto de orígenes en el que nadie es de ningún lado.
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Cuántos vecinos de lugares remotos ya no vuelven a usar esa variedad dialectal de su pueblo ni a bailar al ritmo de las canciones típicas o a vestir los trajes que llevaron sus abuelos en las fiestas patronales. Durante la posguerra y el Franquismo, miles de gallegos y gallegas dejaron sus vidas para empezar de nuevo al otro lado de la frontera. Perdieron sus raíces y por dejar, dejaron hasta su memoria.
Un Entroido histórico que vuelve a la vida
Un grupo de personas ha decidido revertir de alguna manera este proceso. Varios jóvenes, de los que superan ya la treintena, se han propuesto devolver a la vida una de las tradiciones icónicas como es la del Entroido. Una labor de largo recorrido que han llevado a cabo, sobre todo, escuchando. Hablando con quienes sí vivieron las últimas celebraciones, allá por la década de los sesenta.
Este año, Aguasantas volverá a tener Entroido, el suyo propio. Esta parroquia de Cededo-Cotobade verá pasar de nuevo, casi sesenta años después, a sus lanceiros, muradanas, vello, vellas, maragatos, madamitos y madamitas. Manuel Suárez es el presidente de la Asociación Entroido de Aguasantas que ha logrado traer a la vida esta parte de la historia local. Un proyecto comunitario que se basa en los relatos del escritor e historiador Antonio Fraguas, y que se ha desarrollado con el trabajo del antropólogo Rafael Quintía (Ab Origine) y la artesana Pili Silva.
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¿Cómo será el Entroido de Aguasantas?
Los próximos 1 y 2 de marzo, el espíritu del Entroido recorrerá por fin Aguasantas en una celebración para los vecinos y vecinas del lugar, y también para el resto de Galicia. Un ejemplo de que es posible revertir ese desierto de la despoblación, un ejemplo de que con un suelo fértil es posible volver a echar raíces. Marzo, el mes de la primavera, empezará con una celebración de la vida rural.
El sábado 1 tendrá lugar un recorrido por los caminos y casas de la parroquia, desde Famelga hasta la Casa do Pobo. Una ocasión estupenda para disfrutar "as momadas", ese correteo de personajes propios del rito entroideiro local, y que rematará con un pincho y un serán al final. El domingo arrancará con pasacalles, corrida do galo, una comida popular con el petote con plato estrella y el "Enterro do Entroido" como broche de oro.
Un fin de semana para viajar en el tiempo. Aguasantas podrá imaginar cómo era el Entroido hace décadas con reinterpretaciones de los trajes tradicionales, con los ritos ancestrales y las celebraciones que marcaban estas fechas. Pero, lo que es más importante, también podrá pensar de nuevo en el futuro, porque donde el desierto no avanza donde hay vida.