Y el público no dejaba de gritar “fillos de puta”. O Porriño llega a la recta final de una nueva edición de Porrigalia tras un concierto multitudinario de los Heredeiros da Crus, que,para deleite de vecinos y visitantes, fue un gran reencuentro de los históricos del rock gallego y la localidad de A Louriña.
Este lunes, que simulaba más bien un viernes por ser previa de festivo autonómico y las agradables temperaturas que se disfrutaban durante la noche en las calles del centro urbano porriñés, tenía lugar una de las citas esperadas de esta edición de la loca fiesta de O Porriño que combina diversión, música y gastronomía: el concierto del grupo histórico gallego, los Heredeiros da Crus.
Atrás quedó el gran desfile vivido el pasado sábado de las ANPAS de diferentes centros educativos y asociaciones de la localidad, el encendido de la “Chama olímpica”, las Olimpíadas o el pregón de Pepo Suevos. Tras la gran “queimada” que se dió en la Praza Arquitecto Antonio Palacios pasadas las 22:00 horas de la noche y el espectáculo de calle “Lume” de la compañía viguesa Troula, las miles de personas que llenaban las calles peatonales del centro del municipio de A Louriña se fueron trasladando a la avenida Antonio Palacios para vivir una cita que será recordada por muchos.
Todavía quedaban más de 60 minutos para que llegase la hora prevista del concierto y más de una decena de personas guardaban su sitio pegadas a la valla de seguridad a la espera de que salieran a escena los de “a cuadrilla de Pepa a loba”. Según se acercaban las 00:00 horas, aunque el espectáculo se atrasó algo más de 15 minutos, las decenas de personas pasaban a ser centenas y estos miles y así la avenida Antonio Palacios, el parque infantil y los balcones de los edificios aledaños se llenaban de una marea de seguidores y curiosos ansiosos por disfrutar del ‘show’.
La impaciencia de los seguidores de los Heredeiros aumenta y, como si fuese una tormenta acercándose por el horizonte, los cánticos aumentaban a medida que pasaban los minutos tras la medianoche. “Heredeiros, fillos de puta”, se podía escuchar en bloques de tres repeticiones cada poco minutos. Un lema indispensable y enormemente apreciado por la banda de Ribeira que se “alegra de que vos acordeis de nuestras mamás” clamaba el guitarrista Toñito de Poi en medio del directo.
La “Superfama” de los Heredeiros da Crus comenzó a sonar y miles de gargantas comenzando su maratón de casi dos horas de concierto acompañando la voz de Javi Maneiro, las guitarras de Toñito de Poi y Antonio Nuevo “Tuchiño”, el bajo de Fran Velo y la batería de Manu Rey. En el directo no faltaron temas clásicos del grupo como “Non che teño medo”, “Duquesa de po”, “Vaiche boa” o “R-7” y actuales como “Esquimales”, “Ameixa roja” o “Tanga do Revés” que hicieron botar y aplaudir a un público heterogéneo que bailaba entre menos de diez años y más de 60 en primera fila.
Entre ritmos frenéticos, solos de guitarras apoteósicos y mucha fiesta, también se dieron instantes de emoción como el vivido durante la interpretación de la balada por antonomasia que posee Heredeiros: “Corasón de carballo”. A las puertas de que se cumpla un año del accidente cerebrovascular que sufrió en agosto de 2022 Javi Maneiro, “Tuchiño” no quiso perder la ocasión de recordarle a todos lo presentes en O Porriño este lunes que el ‘frontman’ “case o perdemos, pero demostrounos que el realmente ten un ghran corasón de carballo”.
De la misma manera, el público tuvo su momento de protagonismo durante la clásica “bendición” con granos de maíz durante "Que jallo é!" o a base de sulfatadora, que realiza el “Papa” Toñito de Poi, quien también fue responsable de otro gran momento al subir un pequeño fan de 10 años al escenario para cantar con él una de las últimas canciones del directo.
Más de treinta año sobre los escenarios, Heredeiros da Crus son historia viva del panorama musical gallego, arrastrando miles de seguidores a donde quiera que se realice su concierto y dejando claro que, da igual si hay problemas de sonido, si Maneiro o de Poi casi se van al suelo -y sin casi- por culpa de los monitores del escenario o el público no les deja continuar por hacer resonar su “fillos de puta”, ellos “quieren josar” y en la noche de este lunes han demostrado que tenían muchas ganas de hacerlo en O Porriño.
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