El impacto del coronavirus también está teniendo unas terribles consecuencias para el medio ambiente. Es culpa de la acción humana. De no respetar nuestro entorno. Los residuos que genera el COVID19 -mascarillas y guantes- provocan un importante aumento del plástico. Con el objetivo de lograr una gestión correcta de los nuevos residuos sanitarios que usa la ciudadanía, Carmela Silva anunció en lanzamiento de una campaña de información para evitar dañar la naturaleza.
La acción, que tendrá como lema "Responsabílizate", apela directamente a la responsabilidad individual, "más necesaria que nunca", para deshacerse del material de protección como mascarillas, guantes o los botes de hidrogel depositándolos en los contenedores correctos.
Con imágenes de impacto que muestran las playas, parques y bosques donde no se puede arrojar el material sanitario, "Aquí non", la campaña de la Deputación recuerda que mascarillas y guantes no son reciclables y deben depositarse en el contenedor de descarte, de color verde o gris, según cuál sea el municipio. También apunta que los botes vacíos de geles desinfectantes deben dejarse en el contenedor amarillo junto al resto de envases de productos de limpieza. Carmela Silva señaló que "un pequeño gesto como reservar las mascarillas hasta poder depositarlas en los contenedores de residuos orgánicos o restos, o llevar los botes de gel al contenedor amarillo de envases puede prevenir daños irreparables en nuestro entorno más próximo".
La presidenta de la institución provincial recordó que España es el sexto país de la Unión Europea donde más se reciclan los envases por lo que "es el momento de reafirmar este compromiso colectivo gestionando de forma correcto los nuevos residuos que generan los hogares". En ese sentido, relató los daño que estos elementos sanitarios ocasionan al medio ambiente. "Mascarillas y guantes de látex o nitrilo son esenciales para protegernos del COVID19, pero tirados en el suelo pueden suponer una importante amenaza para la salud de los demás y para nuestro planeta si finalizan en la ría, en los momentos o en el sistema de sumideros de las ciudades y pueblos al no degradarse".
Carmela Silva recordó también que una mascarilla tarda alrededor de 400 años en descomponerse en la naturaleza y que los guantes también son altamente contaminantes y perniciosos si finalizan en el fondo del mar amenazando la vida de algunas especies. Solo España fabricará durante el mes de julio más de 100 millones de mascarillas para suministrar a hospitales, cuerpos y fuerzas de la seguridad y para proteger a la población en general. "Lo esencial es hacer un uso correcto del material de autoprotección durante su uso a la hora de tirarlo. Hacemos por ello un llamamiento a la ciudadanía porque pandemia globales como esta también tienen mucho que ver con la pérdida de la biodiversidad y el mal uso de los recursos", concluyó Silva.