Rick Astley está en otra fase. Canta por disfrutar. Y ese goce, esa felicidad por estar encima de un escenario, se traslada en muchas ocasiones al público. El británico cumplió todas las expectativas. Fue el concierto menos multitudinario del verano en Castrelos. Sin embargo, al icono de los 80 parece importarle poco. En su fiesta están los que quieren estar. Están los auténticos, esos fans que bailaron esos dos grandes "hits" para una generación como fueron "Never Gonna Give You Up" o "Together Forever".
El artista podríamos decir que salió al escenario con puntualidad británica. Dos minutos se le pueden perdonar a un Rick Astley que actuaba en un país que es el reino de la impuntualidad. Arrancó con "This Old House". Astley se sobreponía a los problemas técnicos. Se le oía bajo, demasiado. Hacía los gestos correspondientes de que algo no marchaba también. El de Lancashire se mostraba cercano, muy expresivo con esa legión de fans que copaban las primeras filas de la platea. Vinilos y pancartas avalaban esa pasión por el icono de los 80 que escribía anoche el sexto capítulo de esa exitosa serie que está siendo el Vigo en Festas 2019 en el auditorio del parque vigués.
El primer gran momento de la velada llegó pronto. Rick Astley iba sobre seguro. "Together Forever" acabó por encender al público y por solventar esos problemas técnicos iniciales. El "showman" mostraba su simpatía invitando a los asistentes que cuando interpretara los temas de su último álbum, "Beautiful Life", podían aprovechar para ir a coger algo para beber.
Rick Astley es un tipo feliz. Esa alegría no se reduce solo a sus letras, sino que se trasladó a la transición entre cada tema del repertorio. El británico amenazó, con tono irónico, con abandonar el escenario cuando una ligera lluvia caía en Castrelos. Canto "Never Gonna Give You Up" y lo dejamos aquí, una advertencia que acompañó interpretando el estribillo del "hit" de los 80 "a capella". Era una broma. La lluvia desaparició, como si Astley la hubiese invocado para poder hacer ese vacile al público vigués.
El británico también brindó guiños constantes a Galicia. "Estoy muy feliz de estar en este maravilloso parque", apuntaba Astley. El icono de los 80 cataba un vino blanco que le acompañaría hasta el final del concierto, un recital en el que una seguidora le regaló una camiseta en la que rezaba "I Am Riquiño", una prenda con la que posó Rick Astley y que puso en la batería como parte del decorado del escenario.
Además de sus propios temas, Rick Astley cantó canciones de artistas británicos que están destacando en la actualidad, tales como George Ezra o Rag'n Bone y tampoco faltó una versión de la artista barbadense Rihanna.
El tramo final del concierto llegaría con el himno mundial "Never Gonna Give You Up". Castrelos ya estaba totalmente entregado. Era el momento más esperado de la noche. Los teléfonos inmortalizaban el "hit" que marcó una década. Rick Astley alargó la canción para presentar a la banda que le acompañaba mientras realizaron un "medley" tocando uno de los temas más conocidos de Queen, "We Will Rock You".
El "bis" depararía una de las sorpresas de la noche. Rick Astley interpretaría un tema para cerrar su actuación en Vigo. El británico regresaba al escenario, pero pasaba a tocar la batería para interpretar una de las mejores canciones de la historia del rock, "Highway to Hell", de los australianos AC/DC. Era la demostración de que Astley ha regresado para disfrutar. Le da igual los "sold out" o el estilo musical. Viene a ser feliz y hacer feliz a su público. Sin estridencias, sin ese afán por controlar incluso las imágenes que publican los medios como sucedió con Tom Jones. Fue un icono de los 80, pero ahora es uno más. Esa leyenda "riquiña" que degustó vino blanco y que durante el recital lanzó un mensaje claro en modo de canción: "We will come back to Vigo".
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