“De lugar de axustizamento a espazo de liberdade. Un carreiro recuperado para todos e todas”. Salceda de Caselas inauguró este viernes, 10 de mayo, una de sus últimas humanizaciones, un pequeño camino sin pavimentar y en muy mal estado, con cierres descuidados y vegetación que invadía el paso, para crear un espacio de disfrute ciudadano. Pero además, es especialmente simbólico porque era el lugar de ajusticiamiento ciudadano en otra época.
El Carreiro do Rollo debe su nombre, “con toda probabilidad” a la existencia en esa zona de un “rollo jurisdiccional”, una columna de piedra finalizada por una bola o cruz que servía de amenaza coercitiva a los vasallos y forasteros, pero que también cumplía las funciones de ajusticiamiento para exponer a los “delincuentes” a modo de vergüenza. El Decreto de las Cortes de Cádiz del 26 de mayo de 1813 mandó destruirlos todos por ser un “recuerdo continuo de humillación”, pero muchos sobrevivieron. De hecho, en salceda todavía se conserva otro en el alto de la Casa Grande da Picoña.
En este caso, el Concello mejoró todo el entorno creando un pequeña plaza central de uso peatonal. Se instaló adoquinado como pavimento, se mejoró el saneamiento y abastecimiento y se renovó completamente la iluminación con balizas y faroles led orientables. El coste de la obra superó los 121.000 euros.
La actuación buscó crear un “espacio intergeneracional” que combine tradición y modernidad. “O Carreiro do Rollo efectivamente recolle esa combinación nun entorno no que se mestura a tradición e a modernidade, representadas dende un canastro ou un peche de pastas ata unha zona habilitada para cargar os móviles”, explica la alcaldesa, Loli Castiñeira.
Abriendo e iluminando el espacio, también se buscó eliminar uno de los puntos negros que recoge el mapa elaborado por la Concellería de Igualdade. “Deixa de ser unha zona escura e semiabandonada”, subrayan desde el Gobierno local.