Una serie malas decisiones de los facultativos pudo cobrarse la vida del pequeño Iker, un redondelano de 2 años. Su padres denuncian una posible negligencia que le llevó a entrar en una sala de quirófano mientras su madre escuchaba "hay que operarlo de urgencia, llama al padre". Todo lo que vino después se resume en desesperación, rabia e impotencia.
- Te puede interesar: El TSXG reduce a 70.000 la indemnización a un bebé de Vigo que nació con una patología genética
La historia de Iker comienza cuando una afección diagnosticada como otitis se convierte en una enfermedad recurrente. Esta circunstancia lo lleva a estar en la lista de espera para que los facultativos le realicen un drenaje. Pero nada mejoró puesto que, tal y como relata la madre del pequeño Iker, "el domingo 5 de mayo acudimos a urgencias del centro de salud de Redondela cuando el niño se queja del dolor en el oído". Fue entonces cuando "le contamos el historial del niño".
Y ahí comenzaron las malas decisiones que pudieron terminar con la vida de Iker. Tras esto, la prescripción que recibió fue "dalsy y que si en dos horas no mejoraba, que volviéramos al centro de salud".
Pediatría del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo
Iker no mejoró. La fiebre comenzó a subir y el pequeño expresa su dolor con lloros por lo que sus padres deciden trasladarlos directamente al servicio de urgencias del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo. Allí, denuncian sus progenitores, continuaron las malas decisiones médicas.
Después de que la madre de Iker le relata al pediatra del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo el historial del pequeño, recibe una nueva prescripción. Esta vez, debe aumentar la dosis del conocido dalsy y acortar el tiempo entre las diferentes tomas.
Pero el tímpano de Iker ya está perforado y la pediatra de cabecera del pequeño cambia el diagnóstico a una otitis aguda, para el cual le otorga un nuevo tratamiento.
A pesar de este nuevo tratamiento, Iker no mejora por lo que los padres deciden trasladarlo, de nuevo, al Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo. Es aquí y en ese momento cuando se comienzan a desencadenar las consecuencias que sufrirá el pequeño y sus padres.
Operación de urgencia
Según relatan, los profesionales sanitarios señalan entonces "que hay que ingresarlo y hay que administrarle antibiótico en vena, al menos, 48 horas". Los padres del pequeño Iker se preguntan "¿cómo es posible si el domingo habíamos estado allí y el niño supuestamente no tenía nada?". Llegaron las caras de desconcierto a la sala.
En este contexto, Iker no mejoró por lo que los médicos del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo deciden realizarle un TAC. El resultado de esta prueba de rayos acaba con unas palabras que ningún familiar de un pequeño de solo dos años quiere escuchar: "Hay que operarlo de urgencia, llama al padre".
Entonces llegaron las malas noticias y las complicaciones tanto para Iker como para su familia porque no es comprensible "cómo hemos llegado a esto, ¡lo habíamos llevado veces!".
Ingreso en la UCI
Más de tres horas de operación mantuvieron en vilo a la madre y al padre de Iker. La espera terminó con el ingreso en la UCI durante dos días y un ingreso posterior en planta durante 12 días de los que el pequeño Iker se lleva una cicatriz en la cabeza y un trombo que, según explica la madre del pequeño, "todavía sigue ahí".