Vetusta Morla e Iván Ferreiro firman un estreno inmejorable para el Caudal Fest

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Tras el buen sabor de boca que a todos los espectadores dejó la primera jornada del Caudal Fest, gratuita, y con un cartel de escándalo digno de cualquier evento musical de pago, incluyendo a nombres como Andrés Suárez, Rulo y la Contrabanda o Viva Suecia, llegaba este 22 de septiembre el plato fuerte del evento, encabezado por unos colosales Vetusta Morla.

La lista de artistas que se pasarían por el escenario principal de forma previa a los madrileños sería también muy a tener en cuenta, con músicos de la talla de Depedro (que en el pasado llegó a grabar una canción con los cabezas de cartel, por lo que su aparición en escena con ellos se veía como algo muy posible y apetecible, no llegándose finalmente a producir, quedándonos todos con la miel en los labios), Triángulo de Amor Bizarro, con su ya habitual potente sonido sobre las tablas, Iván Ferreiro o Mala Rodríguez.

El recital del de Nigrán sería, en concreto, uno de los mejores conciertos de todo el festival. El músico gallego se presentó sobre el escenario del Caudal Fest y ofreció un auténtico conciertazo para todos los presentes, con un sonido perfecto, sobre todo en lo que a voz se refiere, calando entre la audiencia sus melancólicas letras, acompañadas en todo momento por un público al que, en muchos momentos, el artista llegó a dejar cantar en solitario.

A lo largo del recital no pudieron faltar auténticos clásicos del músico, como Años 80 o Turnedo, con el intérprete mostrándose en todo momento muy contento de estar en el festival, dando buena muestra de ello sus continuos bailes a lo largo de todo el concierto, muy comentados entre el público asistente.

Todo lo contrario sería el concierto de Mala Rodríguez, mostrando un nivel que apenas superó el pasable, con un sonido demasiado elevado en el que destacaban, para mal, unos bajos que hacían imposible cualquier tipo de intento por saber qué estaba cantando la cantante, algo que aguó por completo la actuación.

Destacaron para bien las coreografías grupales que la artista pondría en escena, o las continuas reivindicaciones con respecto a sus orígenes y sus raíces, mostrándose en todo momento Rodríguez muy orgullosa de ello. También de agradecer la interacción con el público, muy continua, y que llegó al punto de invitaciones a la gente para que ésta subiera al escenario a cantar con ella.

La noche había caído ya de forma completa al finalizar el recital de la andaluza, y una preciosa luna llena se convertía en testigo de lujo de los conciertos que estaban por venir; y es que ni nuestro satélite estaba dispuesto a perderse la auténtica exhibición que Vetusta Morla estaba a punto de ofrecer ante los asistentes de un Caudal Fest abarrotado.

Con unos 10 minutos de retraso, tras haber llevado todo el festival hasta entonces una puntualidad perfecta, los madrileños se presentaban sobre el escenario, dispuestos a llevarse todo lo que encontrasen por delante. No se notaría, para nada, que éste fue, como destacó Pucho, uno de los primeros conciertos que daban tras más de un mes de parón, siendo evidente que los integrantes estaban con las pilas cargadas, y no dando muestras, para nada, de oxidación sobre las tablas tras este tiempo de descanso.

El grupo, en su “vuelta al cole”, como también el cantante destacaría, no dio tregua en ningún momento, atacando con algo más de rotundidad los temas de su catálogo, especialmente los pertenecientes a los primeros discos del conjunto, alejándose un tanto del sonido más pop que presentaban en sus comienzos, con unas guitarras de lo más afiladas.

Los clásicos de la banda se irían combinando con muchos de los temas del último álbum del grupo, “Mismo sitio, distinto lugar”, encajando estos a las mil maravillas en el repertorio de Vetusta, a pesar de tener algo menos de acompañamiento a la hora de cantar por parte del público. Todo ello iría respaldado por un juego de luces espectacular que, al igual que las proyecciones que en pantalla se iban mostrando, le iba a la perfección a la música de la banda, y un sonido que rozó la genialidad.

A destacar tanto la tremenda implicación del público como una de las anécdotas contadas por el líder del grupo a lo largo del concierto, recalcando que a todos ellos les hacía una especial ilusión el estar tocando en Lugo, pues es una ciudad a la que ya acudieron en sus comienzos, cuando todavía no tenían ni el primer disco publicado, asistiendo a esa actuación sólo cuatro personas, por lo que la posibilidad de estar ahí de nuevo, y delante de tanta gente, no podría hacerles más felices.

La nota simpática llegaría cuando al grupo se le “llamó la atención” con respecto a que tenían que abandonar, por temas de tiempo, el escenario, tras el leve retraso con el que comenzaron, algo que el público trató de evitar con gritos de “no”, a lo que Pucho respondió que los festivales tratan de solidaridad y generosidad por parte de, y con, todos los grupos, siendo necesario que terminasen ya el concierto para que el resto de las bandas tuvieran el tiempo acordado.

Tras destacar la banda que el festival se celebra en un entorno increíble y desear que pudiera seguir llevándose a cabo muchos años más, el conjunto se despediría, cbomo su líder dijo, bailando, de forma previa a “atacar” una “El hombre del saco” que supuso un final más que perfecto para el concierto, dejando a todos los asistentes felices con respecto a lo que acababan de ver.

Vetusta Morla se confirmó, una vez más, como uno de los grupos más en forma de todo el panorama nacional; a la vez que su idilio con la tierra gallega continúa. Los compases finales del festival llegaron con Novedades Carminha y Eme DJ. Los primeros aportaron al festival su típico sentido del humor, cargado de la clásica socarronería gallega, logrando poner en movimiento a los todavía presentes en el recinto, con un sonido que, sin embargo, dejó algo de desear, a pesar de que fue mejorando con el paso del concierto.

La segunda, una de las artistas más prestigiosas en su campo, con el premio varios años de mejor DJ a nivel nacional, se subió al escenario del Caudal Fest para mezclar grandes canciones de ayer y hoy, desde Depeche Mode a Ed Sheeran, haciendo bailar a todos los presentes, poniéndole una guinda al pastel más que satisfactoria.

Buen comienzo, sobre todo a nivel musical, de un festival que, de cara a futuras ediciones, esperamos que continúe mejorando, sobre todo en lo que respecta a aspectos organizativos como el de su zona de descanso, bastante descuidada, o el de los precios de las consumiciones en el interior, a todas luces exagerado; pero sin llegar estos borrones a empañar una calidad, en lo que a actuaciones se refiere, que está fuera de toda duda.

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