Vigo, la ciudad cercada por sus vías de comunicación

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El caso de Vigo es atípico a todos los niveles. La principal ciudad de Galicia no ostenta ningún rango oficial. No es capital de provincia, tampoco de la autonomía. La única institución con la que podía satisfacer su falta de representación oficial, liderando el Área Metropolitana de Vigo, se frustró con la judicialización del organismo.

Con todo ello, la ciudad estuvo durante años infrarrepresentada y olvidada con servicios muy por debajo de los requisitos poblacionales de un área que supera el medio millón de personas. Uno de los ejemplos más evidentes es el de las deficientes comunicaciones que la urbe gallega y sus habitantes soportan diariamente. Ni el tren, ni sus comunicaciones marítimas, ni sus vías de alta capacidad para vehículos están al nivel de lo que se supone para un área como la viguesa.

1. Un puente sobre la ría reformado a medio gas y colapsado a diario

La gran obra de la década, la ampliación del puente de Rande, que conecta a la ciudad con O Morrazo y es la vía de salida y entrada hacia Pontevedra y el norte de Galicia, es ya oficialmente un bluf. El puente fue ampliado con un nuevo carril por sentido creando una plataforma anexa, pero independiente, al tablero central. Los carriles, muy ajustados, impiden que en caso de accidente o avería la circulación pueda continuar, creando una ratonera.

Por si fuera poco, el “nuevo” puente de Rande fue inaugurado a toda prisa el 30 de diciembre de 2017. Las obras no estaban terminadas, pero la necesidad de una inauguración oficial que permitiera subir el peaje casi un 2% “obligó” a hacerlo. Como consecuencia, hoy los vecinos pagan más por usar una infraestructura que tiene parte de los carriles inutilizados por las obras de asfaltado y donde cada día se crean retenciones kilométricas. Un trayecto de 20 kilómetros se traduce en más de una hora de atascos. La ciudad está “colapsada” hacia el norte.

2. Una autovía “de la muerte” hacia el sur

La A-55, que une Vigo con Tui, tiene varios títulos en su honor y ninguno de ellos positivo. Es la autovía más peligrosa de España. El kilómetro 12, en Mos, ostenta el récord nacional de siniestralidad con 110 accidentes y 189 víctimas entre 2010 y 2015, según los datos de Automovilistas Europeos Asociados. Los atascos kilométricos por los accidentes son la tónica habitual durante los meses de lluvia.

Además, la A-55 es un tramo minado. En 10 kilómetros se agolpan hasta seis radares que hacen de esta vía una de las que más recaudan en España. La velocidad está limitada desde hace meses –por unas obras de mejora que nunca terminan– a 60 en la mayor parte de los poco más de 10 kilómetros que separan el inicio de la autovía en Vigo de su llegada a O Porriño. Un auténtico caos circulatorio hacia el sur.

3. Sin AVE a Madrid y una vía del siglo XIX a Ourense

El AVE gallego, en lugar de seguir una configuración de líneas lógica en cuanto a su conexión con la Meseta, creando algo así como la “L gallega” que traería la alta velocidad desde Madrid entrando por Ourense para seguir por Vigo, Pontevedra, Santiago y A Coruña, se diseñó desde una visión centralista decimonónica privando a Vigo de conexión directa hacia Madrid y obligando a un rodeo hacia el norte.

Vigo lleva desde 2008 escuchando diversos compromisos para la conexión directa a través de la conocida como variante de Cerdedo. La declaración ambiental lleva tres años de espera desde 2015, manifestación de la ciudad incluida por las calles del centro urbano. Por ahora, no está ni se le espera.

Por si fuera poco, la actual conexión ferroviaria con la tercera ciudad de Galicia data de 1881 y en los últimos meses la mala situación del trazado llegó incluso a obligar la suspensión del tráfico ferroviario.

4. Un aeropuerto arrinconado

Durante años, las políticas autonómicas de subvenciones a las aerolíneas “se olvidaron” de la terminal olívica. Mientras que en A Coruña y Santiago de Compostela se producía una “lluvia de millones”, Peinador no recibía ni un euro para fomentar y apoyar nuevas líneas. Como consecuencia, el aeropuerto vigués entró en un rápido y pronunciado declive que lo llevó de sumar 1,4 millones de pasajeros en 2007 a caer a la mitad, 678.000, en 2013.

Tras tocar fondo, el gobierno municipal decidió captar nuevas aerolíneas y abrir una campaña de subvenciones que llevaron a Peinador a ser el aeropuerto gallego que más crece y volver a superar el millón de pasajeros en 2017.

6. Sin autovías con el extremo de la provincia

Otra de las eternas promesas es la Autovía do Baixo Miño. Tras haber realizado diferentes expropiaciones, la autovía que conectará Tui con Tomiño para enlazar después a través de un vial de alta velocidad con Goián y A Guarda continúa sin materializarse. La situación se agrava si se explica que los vecinos de la comarca tienen su hospital de referencia en el cinturón de Vigo, a unos 40 kilómetros por carreteras secundarias.

7. La “improvisación” del transporte de ría

La población de O Morrazo y Vigo tuvo siempre una estrecha relación a pesar de estar separada por la lengua de agua que supone la Ría de Vigo. Para hacerle frente, el transporte en barco entre los puertos de los dos márgenes fue la mejor solución durante años. Sin embargo, los usuarios llevan años denunciando un empeoramiento del servicio, en manos de navieras privadas.

Entre las quejas habituales está la reducción de los viajes, la falta de puntualidad y modificación unilateral de los horarios sin aviso previo y la descoordinación que se produce cuando, debido a los temporales, se cancelan los viajes. Vigo y O Morrazo hoy están más separados que nunca.

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