El enorme volcán de Coia y su estanque anexo, inaugurado en mayo de 2019, vuelve a funcionar tras meses de avería. El enorme cono, que causó un gran furor tras su puesta en marcha hace cuatro años, sumaba numerosos parones y problemas de funcionamiento que ahora el Ejecutivo local busca dejar en el pasado tras una remodelación de algunas piezas clave.
El gigante, que en lugar de lava expulsa chorros de agua, volverá a estar operativo todos los días entre las 10:00 horas y la medianoche, unas 14 horas diarias. Es posible después de realizar “bastantes mejoras”, en palabras del alcalde, Abel Caballero. El Concello mejoró el variador de frecuencias, renovó el cableado y limpió la fuente, entre otras actuaciones.
Con los cambios, el nuevo sistema permite que vuelvan a ponerse en marcha los chorros de agua, así como su automatización con una frecuencia de cinco variaciones.
Aunque la obra es relativamente nueva, apenas cuenta con cuatro años, el sistema ha dado quebraderos de cabeza al Concello, por lo que el volcán ha estado numerosos meses sin “erupciones”. Tras su puesta en marcha en 2019, y acompañado del calor del verano, el recinto del volcán se convirtió en un atractivo donde numerosas personas -especialmente niños y niñas- acudían a refrescarse y bañarse. El Concello llegó a prohibir el baño en el estanque ante la afluencia de personas. Además, durante la pandemia se mantuvo inoperativo.
Este cono sustituyó a los antiguos volcanes que se encontraban en la Avenida de Castelao. La remodelación del lateral derecho de la avenida, que tuvo un presupuesto de 400.000 euros, incluyó como elemento diferencial la eliminación de los viejos volcanes por un nuevo, “estilo Gaudí”, como lo definió el regidor vigués, de mayor tamaño y con mayor “espectacularidad”.
El espacio, situado junto al cruce con Tomás Paredes, incluye además del volcán una pequeña plaza acuática con una fuente cibernética con una veintena de chorros nebulizadores de agua y una pérgola.