"Yo sí voto": el lema de victoria de las personas con discapacidad

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“Papeleta blanca en la urna blanca y la sepia en la urna del mismo color”. Este sencillo gesto que repiten miles de personas cada vez que se convocan elecciones, ahora será posible para Samuel, Manolo, Juan, Rolli, Eva y Nacho, que forman parte de los aproximadamente 5.600 gallegos con discapacidad intelectual (con un grado igual o superior al 33%) que este año podrán votar por primera vez en sus vidas. Esto es debido a a la modificación de la Ley Orgánica 5/1985 del Régimen Electoral General que se hizo pública en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el pasado 6 de diciembre y que permite el derecho al voto a todas las personas con discapacidades. Ellos ya tienen claro en quien depositarán su confianza para los próximos cuatro años y esperan con ansia a su gran momento el próximo 28 de abril.

“Hace tiempo que quería votar y me sentía muy mal cuando veía que mis amigos votaban desde los 18 y yo no podía por mi discapacidad intelectual”, explica Samuel Valiño de 29 años. El coruñés, que practica baloncesto y posee buenas dotes como actor de teatro, tiene Síndrome de Down y desde pequeño ya estuvo vinculado a la Asociación pro personas con discapacidad intelectual de Galicia (Aspronaga), donde estudió, y donde continúa ahora aprendiendo en el centro laboral de la asociación. El derecho al voto es algo que venía reclamando desde hace años y se muestra alegre porque por fin en 2019 haya llegado el momento en el que su decisión también contará. “Optaré por conceder mi confianza a Ciudadanos y le pediría al partido que subiese el salario mínimo para así poder alquilar una casa pequeña para trasladarme con mi pareja en el futuro”, reconoce, al mismo tiempo que confiesa que su madre le acompañará al colegio electoral que tiene asignado porque será “un momento importante”.

De izqda. a dcha, Samuel, Manuel, Eva, Juan y Rolli

Juan Otero, de 42 años, también se formó en el colegio de Aspronaga y actualmente es autogestor de la asociación y miembro de la comisión de residencias, donde ejerce de representante de sus compañeros y vela por sus necesidades. Se muestra victorioso por el reciente cambio en la ley que le permite votar y ya tiene claro el nombre que irá en su papeleta, pero lo mantiene en secreto. “Estoy feliz porque por fin puedo ejercer mis derechos y los políticos nos hicieron caso. Lo que pido es que se eleven las pensiones que recibimos de la Xunta y que más gente pueda disfrutar de la oportunidad que yo tengo de residir en una vivienda tutelada donde gozo de cierta independencia”, comenta. Juan, que en su tiempo libre no se pierde un partido del Deportivo, sus clases de bádminton o formar parte de las comparsas durante los carnavales, asegura divertido que irá solo a votar “porque no se perderá y ya sabe lo que tiene que hacer”.

A su lado, Rolli, de 38 años, admite que comparte la alegría de Otero por poder ejercer el derecho al voto y que en su papeleta el nombre elegido será el de Pedro Sánchez. “Elijo a los socialistas porque prometieron mejoras en la vivienda y yo quiero tener acceso a una tutelada como parte de mis compañeros. Además, serían buenos los avances en el tema laboral para que la gente con discapacidad pueda trabajar en más sitios”, dice. Uno de sus sueños es llegar a ser inspector de Policía, un proyecto que combina con sus tareas en el centro laboral de Aspronaga, sus entrenamientos de baloncesto y los paseos con la familia al aire libre. El 28 de abril una gran representación de su familia (su madre, sus tías, su cuñada y su sobrina) le arroparán en su estreno electoral.

Entre los que estrenarán su sufragio este mes, los más mayores son Manolo Fabeiro y Eva Fernández, de 62 y 51 años respectivamente. “Veía votar a mis compañeros sin discapacidad y yo me sentía mal porque siempre me preguntaba por qué yo no. En una ocasión en Arteixo, donde resido, fui a hablar con políticos locales para reclamar mi derecho a votar”, rememora Fernández, que comenzó su relación con Aspronaga a los 10 años en el colegio de la asociación y que en su día a día colabora en las tareas correspondientes a la cocina, un servicio que atiende a más de 200 personas. La coruñesa reconoce que poder votar “es una victoria para ella” y le pide a los gobernantes “más empleo para todos”. Su elegido para el 28-A es, según lo describe ella, “el de la coleta”, una descripción que corresponde al líder de Podemos, Pablo Iglesias. Por su parte, Fabeiro, natural de Padrón, no está tan interesado en el mundo de la política y reconoce que “casi seguro votará en blanco”. A los políticos les pide “una mayor inclusión en la sociedad de las personas con discapacidad y la subida del salario mínimo”.

Nacho Fernández, ayer en Vigo

Más cerca de Vigo, en Nigrán, reside Nacho Fernández, de 38 años y miembro de la Asociación de Familias de Personas con Parálisis Cerebral (Apamp) desde hace 23 años. Vive unido a una silla de ruedas desde que nació debido a la parálisis cerebral que padece y que le provoca dificultades en el habla y en la capacidad motriz, algo que no le limita ya que es siete veces campeón de España de slalom adaptado y este 2019 es especial para él porque recupera su derecho al voto. “Pude votar desde que llegué a la mayoría de edad pero hace cuatro años un juez me incapacitó. El cambio de ley me beneficia y es positivo y tengo claro mi voto”, asegura. Fernández se entera del panorama político “por internet, los periódicos y los telediarios” y pide al próximo alcalde de Vigo “la eliminación de las muchas barreras arquitectónicas para personas con discapacidad que existen en la ciudad y más transporte adaptado entre Vigo y su área metropolitana”. Su sueño es poder llegar a trabajar como conserje en un colegio y se moja y apuesta que “Sánchez saldrá elegido como presidente del gobierno y que Caballero repetirá como alcalde”.

Con Mara empezó todo

La familia de Mara García, que tiene una discapacidad intelectual y está vinculada a Down Compostela, es todo un símbolo de lucha en lo que se refiere al derecho al voto de las personas con discapacidad, ya que para defender los derechos de su hija llegaron hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. “Mara tiene 22 años y ya ha votado en todas las elecciones que hubo desde que es mayor de edad. Llegamos a Estrasburgo tras un proceso de varios años porque un juez de familia de Santiago de Compostela le retiró el derecho al voto, algo que es básico para cualquier persona”, explica Mar, la madre de Mara, que reconoce que hace tiempo desconocía que casi 100.000 personas con discapacidad en España carecían de derecho al voto.

“Mi hija fue examinada a petición de un juez por una forense que le hizo una especie de examen con preguntas acerca de la situación política de España y de Europa y determinó que Mara no era apta para votar. A nosotros nos pareció una discriminación porque a nadie se le examina antes de ir a las urnas y consideramos que se estaba cometiendo una injusticia”, indica, al mismo tiempo que recuerda su periplo judicial que pasó también por el Tribunal Supremo y el Constitucional.

Mar afirma que no hubo sentencia firme por parte de Estrasburgo pero que en el tiempo que duró el proceso que en el Congreso los partidos políticos a instancia del PSOE hicieran una votación en la que decidieron que a partir del 7 de diciembre de 2018 todas las personas con discapacidades podían votar ayudó a su hija. “Más que una victoria, todo este proceso tenía el objetivo de normalizar la situación. Nos sigue sorprendiendo que gente de 50 años vaya por primera vez en 2019 a las urnas”, concluye.

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