Jueves 5 de noviembre. Mañana lluviosa en Vigo. Cientos y cientos de hosteleros de la ciudad se concentraban en Samil. Caravana multitudinaria. Exigían un plan de rescate a las administraciones. Se consideran un sector demonizado, maltratado. Las nuevas limitaciones decretadas por la Xunta en 60 concellos les obligaba a echar la verja solo un día después. Solo pueden ofrecer servicio de recogida en el local o de envío a domicilio. Un nuevo varapalo para su viabilidad. Solo unas horas después de la movilización, la protesta se trasladó a las redes sociales. Graciela, camarera, una de tantas trabajadoras del sector, colgaba un vídeo en sus redes sociales con el título de "Hola, soy Graciela y también camarera". La publicación se convertía pronto en el mejor alegato, el arsenal de argumentos idóneo para entender la situación de uno de los sectores más golpeados por el impacto del coronavirus. "Es muy frustrante estar pendiente de que te cierren el negocio y con la incertidumbre de no saber si al día siguiente vas a trabajar o no", afirma Graciela a Metropolitano.gal
El vídeo fue un éxito. Se viralizó en apenas unas horas. En una semana acumula en Facebook más de 150.000 reproducciones y ha sido compartido por cerca de 4.000 personas. "No contaba para nada con tanta repercusión. Seguí mi vida y al día siguiente me levanté con un montón de solicitudes, mensajes y reproducciones". Graciela detalla que la idea de hacer este alegato surgió en plena jornada laboral. El objetivo era reflejar cómo se vive desde dentro del sector de la hostelería todos estos vaivenes de medidas que afectan al bolsillo de miles de personas. Al llegar a su casa comenzó a traducir la frustración que sentía en el vídeo que ha conquistado las redes sociales.
Graciela tiene claro que el éxito que ha tenido su publicación es fruto de "la empatía que ha podido sentir la gente". La pieza audioviual recoge en poco más de dos minutos los sentimientos de frustración e incertidumbre que predominan en el sector. El impacto de una pandemia que ha supuesto un antes y un después para el mundo de la restauración. "Se han tenido que adaptar los espacios, controlar el aforo, cumplir distancias, y eso sin olvidarnos de todos los complementos a los que hemos tenido que acostumbrarnos". Ser camarera se ha convertido en mucho más que servir un café, una cerveza o una comida. Graciela asegura que en ocasiones han ejercido de "perros guardianes" a la hora de recordarles a los clientes las normas que marcan las autoridades sanitarias.
¿Cómo ve el futuro? La camarera viguesa prevé que en Navidad se recobrará la normalidad. "Abrirán como en verano para después volver a cerrar". Graciela considera que, en su opinión, "deberían hacerse unas medidas que pudieran perdurar en el tiempo". Señala que el cambio constante de medidas no solo provoca un constante proceso de adaptación que cambia la forma de trabajar, sino que también supone "un agotamiento mental" ya que en muchas ocasiones son ellos los que informan a los clientes que tienen que llegar a una hora determinada a casa o que acaban de cerrar algunas localidades.
Más allá de la queja por el trato al sector de la hostelería, el vídeo de Graciela evidencia las adversidades que sufre la sociedad. En su caso los jóvenes. Esta viguesa de 30 años tiene dos carreras. Tiene dos carreras, Periodismo y Arte Dramático. Sin embargo, ha sido la hostelería el sector que le ha permitido ofrecer un trabajo estable.