Castro Laboreiro es el nombre de una "freguesía" -similar a una parroquia- en el municipio portugués de Melgaço. También da nombre a una antigua raza de perro, natural del país luso, que ocupa un importante lugar en el corazón de muchos vecinos del norte del país. Este perro, emparentado con el can de palleiro gallego, destaca por su carácter leal y dócil para la familia en la que se encuentra y por su vigilancia y protección de los animales frente a los ataques del lobo. Ahora, en Melgaço han decidido rendirle un homenaje.
La escultura, de gran tamaño, fue instalada este pasado sábado por parte de la Cámara Municipal dentro de la iniciativa de "No Minho não há Aldeia melhor que a minha!" con la dirección artística de la Fundación Bienal de Arte de Cerveira y de la Zet Gallery. Obra de Albano Martins, se erige, en palabras del concello, como un "homenaje a una de las razas más antiguas de la Península Ibérica, el guardián de Castro Laboreiro, que defiende el ganado del gran depredador, el lobo ibérico".
El cão de Castro Laboreiro es conocido por su carácter y nobleza y es uno de los perros más queridos del país vecino. Gracias a su constante vigilancia y a su gusto por "patrullar", se constituyó como el centinela ideal de los ganadores de alta montaña. Noble por naturaleza es un perro ágil y activo puede mostrar cierta hostilidad con aquellos que no conoce, pero es gentil y muy protector con la familia. Sin embargo, el abandono progresivo de este estilo de vida y la introducción de razas foráneas lo llevó a estar en peligro de extinción. El 2011 solo se contabilizaban 192.
La escultura se encuentra en las proximidades del centro urbano de la pequeña aldea de Castro Laboreiro, a unos 12 minutos de la frontera con Galicia y a media hora en coche desde Arbo, en una de las formaciones rocosas que la rodean y desde donde vigila, sin descanso, el horizonte.