El Azzam se resiste a dejar la ría de Vigo: así es la experiencia de navegar junto a él

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Vigo está a punto de despedirse de un particular “vecino” que durante unos cinco meses provocó la curiosidad y el interés de aquellos que veían su enorme silueta amarrada en el céntrico muelle de Trasatlánticos del puerto vigués.

El buque pertenece al presidente de los Emiratos Árabes Unidos, el jeque Jalifa bin Zayed Al Nahayan, uno de los anfitriones de Juan Carlos I en Abu Dabi tras su marcha de España. Es también hermano de Mansour bin Zayed Al Nahayan, propietario del Manchester City, y dirige con mano férrea un país que, como todas las autocracias del Golfo Pérsico, destaca por sus limitados derechos humanos, la prohibición y persecución de la homosexualidad, la falta total de democracia y la opresión contra las mujeres.

Este particular “palacio flotante” que impresionó a vigueses y turistas llegó a Vigo para someterse a tareas de mantenimiento y de actualización de sus sistemas tecnológicos. Los trabajos, llevados a cabo por Freire junto a varias empresas auxiliares movilizando incluso a operarios procedentes de Noruega, consistieron también en instalar un nuevo mástil abatible con un moderno sistema que permite detectar un ataque con misiles. Con un coste que algunas fuentes cifran en unos seis millones de euros, el nuevo palo de 13 metros de alto puede “doblarse” para navegar por espacios de menor altura bajo puentes.

El interior del buque se guarda con auténtico celo y los trabajadores tenían prohibido acceder a él durante las tareas de mantenimiento e instalación de los nuevos elementos. Tiene 180 metros de eslora y su coste de construcción se estima en más de 500 millones de euros. Este barco del jeque árabe destaca por la ausencia de cubiertas al aire libre y cuenta con un helipuerto, además de espacios de superlujo en su interior, con sala de cine o discoteca.

Este miércoles, la tripulación realizó una prueba de los nuevos sistemas instalados para comprobar su correcto funcionamiento. El barco llegó a rozar los 30 nudos, su velocidad máxima, unos 55 kilómetros por hora en tierra. En la prueba el barco alcanzó la máxima velocidad en un recorrido que lo llevó a aproximarse a Ons para regresar de nuevo al interior de la ría de Vigo y fondear frente a las Islas Cíes. Se espera que si todos los sistemas funcionan correctamente, el buque abandone definitivamente la Ría.

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