Sin rastro de Vigo. El concierto de Tom Jones en el Auditorio de Castrelos del pasado martes 23 de julio no ha existido. O al menos no ha existido oficialmente en las redes sociales del Tigre de Gales.
Con más de 264.000 seguidores en Instagram, 596.037 en Twitter y 1.702.232 en Facebook, los perfiles de la leyenda británica sirven a menudo como promoción de las ciudades y festivales que visita en su gira. Cada una de sus publicaciones acumulan miles de interacciones que se convierten en un escaparate gratuito para los promotores que lo contratan. Sin embargo, no ha sido así en Vigo.
La única parada de la gira de Tom Jones en España, que ha supuesto un desembolso de 223.850 euros para el Concello, no ha sido de interés si tenemos en cuenta sus redes. Todas y cada una de sus paradas de su gira en Europa cuentan con al menos una reseña en sus redes sociales. Salvo algunas excepciones, como su concierto en Tel Aviv, Israel, y ahora Vigo, sus recitales se comparten entre sus más de dos millones de seguidores.
La producción del veterano artista no estuvo exenta de polémica. Minutos antes del inicio del concierto en Castrelos se comunicó a las televisiones que no estaban autorizadas a grabar imágenes del espectáculo desde el foso e incluso se retiró la acreditación al fotógrafo de un medio de comunicación local sin alegar ninguna justificación. También se vetó a las agencias fotográficas. Con todas estas trabas, los fotógrafos acreditados fueron obligados a firmar un consentimiento previo en el que se comprometían a enviar las fotografías tomadas para que el manager de artista determinara cuales se debían publicar.