Los últimos avances en la normativa sanitaria han causado un vacío legal en los furanchos. Mientras que algunos concellos como Cangas están autorizando la apertura de estos establecimientos, otros como Mos o Redondela mantienen que no se permite su apertura. En el caso del municipio redondelano, el Gobierno municipal lamenta que la Xunta no fije criterio claros y establezca una instrucción precisa a los concellos, encargados de permitir su actividad.
La alcaldesa de Redondela, Digna Rivas, ha requerido a la Vicepresidencia de la Xunta de Galicia información sobre las normas de seguridad sanitaria que deben regular la apertura de los furanchos, toda vez que, tal y como subraya la alcaldesa en su escrito, la Orden de 14 de abril que establece las acciones para la puesta en marcha del Plan de hostelería segura “no se establece ninguna medida en relación a los furanchos”. La normativa especifica las condiciones de apertura de "bares, cafeterías y restaurantes", pero no recoge qué pasa con este tipo de establecimientos tan enraizados en la cultura popular del sur de la provincia.
En las últimas semanas, los furanchos existentes en Redondela, debidamente inscritos y autorizados, están realizando numerosas consultas ante el Concello sobre las condiciones higiénico-sanitarias que deben mantener, pero el Concello asegura que "no puede dar respuesta ante el silencio de la Xunta de Galicia, que es la administración que tiene competencias en esta materia”.
Mos también mantiene suspendida la actividad furancheira. El Concello de Mos explica que "quedó formalizada por decreto" su suspensión, y considera que "la hostelería precisa en este momento más apoyo que nunca por encontrarse en una tesitura enormemente delicada". Es decir, el Concello quiere evitar un competidor más a la maltrecha economía de bares, restaurantes y cafeterías.
Redondela recuerda además que a la hostelería, “uno de los sectores más duramente golpeados por la pandemia”, se le aplican una serie de restricciones y estrictas medidas de seguridad sanitaria de obligatorio cumplimiento, como es el caso de la instalación de medidores de CO2. En caso de que la Xunta no regule medidas igual de estrictas para la apertura de los furanchos “podría suponer una competencia desleal que carecería de toda lógica, además de un claro riesgo sanitario”. “Una vez más la Xunta de Galicia se ponen de perfil”, afirma Digna Rivas. “Cuando cuando surgen temas problemáticos, desaparece dejando que sean los concellos los que tengan que enfrentarse a problemas para los que carecen de competencias, como es el caso de los furanchos”.