Baronesa, una de las sensaciones del Festival de Cine Internacional de Ourense

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El OUFF llega a su recta final. En la jornada del miércoles se proyectaba 'Baronesa', una de las películas más esperadas en esta edición del Festival de Cine Internacional de Ourense. La cinta de Juliana Antunes se proyectaba en la sala 8 de los Cines Pontevella-Galicine. Todo estaba listo para degustar, paladear con calma, un film que también me ha dejado huella.

Baronesa

Directora: Juliana Antunes

País: Brasil

Año: 2017

Duración: 70 minutos

Guión: Juliana Antunes

Sonido: Marcela Santos y Pedro Duraes

Reparto: Andreia Pereira de Sousa, Leid Ferreira y Felipe Rangel

Fotografía: Fernanda de Sena

Montaje: Affonso Uchôa y Rita M. Pestana

Sinopsis: “Baronesa transcurre en un barrio marginal de Belo Horizonte y sigue la cotidianidad de Andreia y Leid. A la primera se la ve trabajando, descansando, bañándose, charlando con sus amigos. A pesar de la insólita placidez de los días, hay un fondo violento que acecha: los enfrentamientos de bandas ligadas a la venta de drogas se presienten y en ocasiones se enuncian en los diálogos. Así descrito, Baronesa parece ser un film sombrío. No lo es. La dignidad de sus personajes resplandece de principio a fin, y si bien la austeridad impuesta por la propia condición económica se constata plano tras plano, Antunes registra instantes de gran hermosura. El ocio de los desposeídos puede incomodar y como tal desentona con las ideas preconcebidas sobre el derecho al descanso y la relación del placer con la riqueza. Hay que imaginar En el cuarto de Vanda, de Costa, pero sin el pesimismo y claustrofobia de aquel film. El vitalismo de Baronesa es casi un milagro”.

A nadie ha de extrañarle que, tras leer la sinopsis y saber que estábamos ante una película brasileña, a mucha gente la mente se le fuese directa a Cidade de Deus.

Eso, lejos de ser un problema, es lo más habitual del mundo. No hay nada más común en el cine que tener como referencias personales aquellas películas que más te han marcado, estableciendo conexiones directas entre ellas y los argumentos de futuros largometrajes todavía por ver.

El problema con el que aquí nos encontramos es que una cosa es eso y, otra muy distinta, es que alguien que ya ha visto la película la compare, en la charla previa a su proyección, con el ya clásico anteriormente citado, como sucedió en esta ocasión.

Semejante comparación no le hace ningún favor a Baronesa, y no por falta de calidad, ni mucho menos. El motivo es que, sencilla y directamente, ambas películas no guardan ningún parecido ni en la forma, ni en su desarrollo, ni, si se me apura, tampoco en la trama.

Baronesa es algo completamente distinto y su comparación con Cidade de Deus es arriesgada y no tiene demasiado sentido.

Estamos ante una película calmada, sin necesidad de mostrar una violencia que, a lo largo de toda la película, y a excepción de una escena, sólo podemos intuir como escenario de fondo de lo que se nos está contando y motivación para las acciones llevadas a cabo por los personajes que vemos en pantalla. El humor, muy ácido, se hace patente en numerosas ocasiones, a pesar de la precaria situación en la que los protagonistas se encuentran.

Película que acaba siendo una auténtica lección de vida, demostrando que las segundas oportunidades y los nuevos comienzos son posibles. Esos minutos finales en los que podemos ver al bebé en la cama, una nueva vida abriéndose paso, y a una de las protagonistas en plena construcción de su nueva casa, una existencia, ésta, resurgiendo de sus cenizas, son oro puro.

Es cierto que la falta de capacidad económica se nota, pero esto no desmerece el producto final para nada.

Ópera prima de Juliana Antunes y uno de los platos fuertes del festival, llegando a Ourense con un gran respaldo tras haber ganado hace apenas diez escasos días el premio a mejor película internacional en el festival chileno de Valdivia.

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